02/03/2018
02/03/2018

La estrella chilena de papel mache que brilló en el Festival de Berlín

Después del éxito logrado por Gloria, El Club o Una Mujer Fantástica, el cine chileno vuelve a triunfar en el Festival de Cine de Berlín, uno de los más prestigiosos del mundo. Este año la película La Casa Lobo, dirigida por Joaquín Cociña y Cristóbal León, recibió el Premio Caligari de la sección Forum, que agrupa las propuestas más experimentales y atrevidas de la competencia.

Fueron necesarios 5 años de trabajo de un equipo de no más de 10 personas para darle forma a esta película realizada con papel maché que cuenta la retorcida historia de María, una niña que después de escapar de la Colonia Dignidad, encuentra refugio en una casa que es habitada por dos cerdos. Como en un sueño (o pesadilla), la casa empieza a reaccionar frente a los sentimientos e inseguridades de la joven protagonista.

Con referencias a distintos cuentos infantiles, la película está realizada como si el torturador y gurú de la secta, Paul Schafer (apoyado por Pinochet y la Alemania del Este) la hubiera dirigido con el fin de adoctrinar a sus seguidores, según explica Cociña, quien junto a Cristóbal Leon llevan trabajando juntos desde el 2007.

La Casa Lobo es su primera película y cierra una trilogía que comenzó con los cortometrajes Lucia y Luis, en la que mezclaron las figuras de papel maché y dibujos de aspecto inocente con los miedos infantiles y temáticas como la religión, el sexo y la muerte. Además de experimentar con  diferentes técnicas como fotografía, dibujo, escultura, danza y perfomance.

 

 

– ¿Por qué hicieron una película sobre Colonia Dignidad?

– Cristóbal: Siempre fue un lugar que atrapó a mi atención. Cuando chico, una vez, fui al restaurante con mis padres. También me inspiré en las terroríficas historias de los europeos y en la posibilidad de vincularlas con la realidad política de América Latina. En la película se cruzan ambas narraciones, como si fuera una caricatura.

– Joaquín: Nuestro trabajo también esta basado en el horror en Chile. Colonia Dignidad estuvo vinculada a Alemania. El ejército chileno tiene su base en la disciplina prusiana. Roberto Bolaño describe vínculos reales y falsos entre las elites intelectuales y los nazis. Así llegamos al discurso de Miguel Serrano en los Andes. Esas ideas se desarrollan en la película, incluso si no estamos de acuerdo con ellas.

– ¿Están interesados en subvertir la realidad en sus obras? ¿De eso se trata La Casa Lobo?

– J: Estoy aburrido de los trabajos en los que ves que están a favor o en contra de algo. Me gusta meterme en las ideas y creer en ellas por un tiempo. Eso significa tomar una voz que no es muy cómoda.
– C: La película comenzó como algo completamente diferente. Al principio Colonia Dignidad era una inspiración, después se convirtió en el tema.

Casa de Lobo se grabó en un set portátil que estuvo presente en distintos espacios, exhibiendo la producción de la película como si fuera un making of en vivo. El Museo de Bellas Artes -en el marco de la Bienal de Artes Mediales-, el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal, el Centro Cultural de España en Santiago, Matucana 100, las galería de Santiago Macchina y Metales Pesados, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y la Casa Maauad ubicada en Ciudad de México, son algunos de los lugares donde el equipo le mostró a los transeuntes como hacían la película in situ.

– ¿Cómo fue hacer un trabajo tan complejo en público?
– C: Nos desconcentrámos un poco.
– J: Queremos que el trabajo y todas sus capas sean arte y vida. La solución más simple fue mover la producción a los lugares donde nos presentamos.
– C: Aprovechamos cada etapa del trabajo. ¿Has visto esos talleres de artistas que, a veces, son mejores que las obras mismas? Intentamos hacer que
filme sea así también, que se pueda visualizar el proceso.

– ¿Cuál es su método de trabajo?
– C: Tenemos una incapacidad absoluta para planificar.
– J: Antes, mi técnica era dibujar y ese trabajo es bastante individual. En un momento de mi vida, fui director de arte de un cortometraje, y al final habían veinte personas para grabar una escena mínima. Después decidí no trabajar así. Nosotros preferimos hacer todo en una escala más pequeña. No hacemos pruebas. Hemos encontrado una forma de trabajar que va con nuestra personalidad, trabajamos como nos conviene. La planificación me aburre, por lo que gran parte de nuestro tiempo lo pasamos haciendo lo que nos gusta, no la parte anterior o posterior.

Para poder disfrutar de esta historia en Chile, hay que esperar hasta los últimos días de octubre, cuando se exhibirá en el GAM.

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