31/01/2019
31/01/2019

El tejido sustentable de Ingrato

 

Bajo el seudónimo de Ingrato, el diseñador gráfico Sebastián Plaza lleva seis años deconstruyendo y creando prendas a partir de la reutilización y el tejido. Su trabajo, totalmente autogestionado, es una invitación a tomar conciencia sobre la contaminación que surge con la producción textil en masa. Junto al tejido, mezcla técnicas como la pintura y la costura para demostrar la versatilidad textil.

El sábado 26 de enero presentó Void, colección que reúne gran parte del trabajo realizado por Sebastián desde 2012, y está compuesta por piezas de arte para exposición, tejidos experimentales y algunas prendas que estuvieron previamente en pasarelas. Sin apoyo económico ni capital externo, este lanzamiento fue posible gracias a la colaboración colectiva de maquilladores, fotógrafos y modelos, quienes trabajaron más de seis horas para dar vida a un colorido desfile que estéticamente se identifica fuera de las normas tradicionales.

 

 

¿De dónde surge la inspiración de tu trabajo?

En un principio todo lo que hacía era bien japonés, todo lo que tuviera que ver con el Harajuku y estos barrios de Japón. Empezó cuando encontré la revista FRUiTS en una librería, la que me produjo una apertura de mente respecto a ver la ropa no como una moda, sino como una expresión de las identidades de los distintos seres que viven en la calle y que quieren expresarse como deseen. De ahí viene todo el colorido y el exceso de información: a veces en ese caos se encuentra una belleza que no se repite en ninguna parte.

¿Cómo se comporta la industria chilena con los diseñadores emergentes?

La verdad no entiendo como funciona el mercado aún, porque me cuesta mucho vender. Al tener esta vida paralela de diseñador gráfico que trabaja en un oficina, no sé bien como funciona el rubro ni cómo hay que moverse como diseñador. Lo que he hecho ha sido más desordenado: me dicen que quieren algo por redes sociales y lo vendo. La única vez que estuve en una tienda fue en Purga y justo entraron a robar toda la colección. Pero en general, creo que el mercado está cambiando, y si bien no soy la mejor fuente para hablar de estos procesos mercantiles, sé que ahora en Chile las personas están buscando cosas nuevas para identificarse.

 

 

¿Cuáles son los desafíos que tendría la industria a futuro hacia el diseño independiente?

Hace falta darle más cabida al diseño independiente dando más oportunidades, que haya más espacios de exposición y pasarelas. En Chile se prefiere protagonizar al retail, llenando de malls y con ropa producida en serie. Cada año aumenta el cambio climático y la gente sigue consumiendo de la misma forma. Creo que es una lucha de los diseñadores independientes hacer que la industria cambie. El gobierno tiene que empezar a apoyar a estas personas como una preocupación dirigida a un futuro más sustentable. Junto a esto, actualmente tenemos artistas bacanes en Chile que se sacan la cresta trabajando pero que no están creciendo, porque muchas veces no tienen todos los conocimientos ni la plata para pagarse estudios o no tienen los contactos necesarios para hacerlo, y el mercado no está abierto a propuestas nuevas.

¿Cuáles son tus opiniones sobre la producción masiva de ropa?

Yo trabajo en Lippi, por lo que estoy dentro de esa producción. Pero creo que no estamos tan mal encaminados gracias a algunas leyes que restringen los residuos que se generan con la producción de vestuarios. Es interesante que se plantee crear cosas que estéticamente sean vendibles y que los materiales sean reciclables. Creo que están surgiendo nuevos cambios que ayudan a revertir lo que pasa en el planeta, pero no al ritmo que se debería.

¿Cómo podrías contribuir con esta situación desde tu posición?

Mi ropa principalmente está compuesta por materiales reciclados y ropa usada. Casi la mayoría de los materiales de esta colección los conseguí en la feria del Belloto en Villa Alemana. Son restos, y por eso todas las prendas tienen texturas súper distintas. Mi aporte está en crear conciencia en cuanto a que la ropa se puede reutilizar, crear cosas nuevas, y por lo mismo lo que hago tiene una estética bien trash, y es bien literal ya que es y parece basura. Mi idea era hacer una colección que, si la juntas toda en un bulto, parece una gran cantidad de ropa que está tirada en un basurero.

 

 

¿Cómo ayudas a diversificar el diseño chileno?

Mi aporte está en reutilizar materiales, aprender nuevas técnicas, entender el vestuario desde cómo se crea y las composiciones de los materiales. Tenemos que saber con qué nos vestimos y de que está compuesto lo que estamos usando. No digo que deberíamos dejar de usar poliéster o acrílico, pero tenemos que hacerlo reutilizando lo que ya está hecho, porque aún así va a terminar toda esta gran cantidad de ropa en el mar.

¿A qué publico apunta tu trabajo?

Me han dicho que apunto a un público muy humanista que, antes de buscar lo útil o lo estético, prefiere lo conceptual, algo que tenga un alma y la energía del productor. Este público es muy difícil de definir, porque me han comprado desde personas que están todo el día trabajando con traje y tacos, hasta personas que se visten con mucha ropa usada, que hacen su propia ropa o la intercambian.

¿Como ha sido recibido tu trabajo?

De todas formas, con mucho amor y aprecio. Me han dicho que lo que hago es muy sincero y que tiene mucho poder en cuanto a lo que comunica. Pero las personas más conservadoras en la técnica del tejido y la costura no se reservan de decir lo horrible que es, no les gusta.

¿Qué tienes planeado para el futuro?

Me gustaría salir del país, conocer otros lugares y mercados. He tenido suerte de ser apoyado con lo que estoy haciendo, pero no financio en absoluto mi vida con esto. Me gustaría salir de Chile, conocer otros lugares y otros materiales. Soy fanático y adicto a las pasarelas, es algo que me alimenta completamente. Quiero trabajar en desfiles, en la producción de la ropa y en pasarelas. Me encantaría salir de acá, pero hacer lo mismo.

@ingratoo /@caleidoscopioestudio

 

 

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