22/05/2019
Texto: Patricio Toro Fotografías: Valentina Palavecino
Texto: Patricio Toro Fotografías: Valentina Palavecino
22/05/2019

Proyectando nuevos rostros: las luces de María José Tapia

 

La casa en la que creció María José Tapia en Talca estaba completamente rayada por ella y sus hermanos. Tenía dos años y eran los primeros atisbos de un instinto por intervenir los espacios que la rodean. A los ocho, ese deseo primitivo fue encausado con clases de pintura al óleo. En silencio y rodeada de adultos,  María se dedicó a pintar y a pintar y a pintar. Llegó un minuto en que tenía tantos cuadros con su firma que pudo armar sus primeras exposiciones, llegando incluso a presentarse en la Cámara de Diputados del Congreso de Valparaíso con 12 años.

En su adolescencia, adolecer. Javiera Mena debutó como solista con su álbum Esquemas Juveniles el año 2006, cuando María José tenía 14 años. Cambiando de piel, equilibrando, avanzando; de eso se trata. Gepe, Los Prisioneros, Los Petinellis y Charly García, el soundtrack de un cortometraje rodado en Talca, con Tapia como protagonista, dirigido al más puro estilo de Greta Gerwig en Lady Bird (2017). La añoranza palpitante por salir.

En 2011 lo consiguió. Se vino a Santiago para estudiar Artes Visuales en la Universidad Diego Portales, lugar donde tuvo un primer acercamiento con las luces como herramienta artística. Luego en Barcelona, todavía más lejos, estudió animación 2D, 3D y video-mapping. “Ya llevaba tantos años pintando que ahora estaba muy curiosa por buscar nuevas formas, en especial en las artes mediales. Me gustaba la idea de modificar espacios, de transformar su identidad sin cambiar su origen, como lo eran las proyecciones o el humo”, recuerda.

De vuelta en Chile todo colisionó.  Trabaja hace más de un año haciendo las visuales de bandas como Amanitas y Centella. También con Gianluca, al que ha acompañado en todos los escenarios en los que se ha presentado, incluyendo Lollapalooza. Trabajó en el arte del disco de Dulce y Agraz e hizo las visuales en el lanzamiento de este en Matucana 100. Estuvo en el show de Jani Dueñas en el Festival de Viña del Mar, hizo las visuales del show de despedida del disco Loza de Niña Tormenta, y también para el aniversario del disco Fome de Los Tres, y ha intervenido con mapping la fachada del Museo de Bellas Artes. En poco tiempo, Maria José se ha convertido en parte fundamental de la escena musical chilena.

“El resultado de lo que hago hoy es una mezcla de todas esas influencias en mi vida, las música y el arte me conmueven de una misma manera, pero en los últimos años, la música lo ha hecho más que cualquier otra cosa”, afirma Tapia.

 

 

Fue en España donde te especializaste en animación 2D, 3D y video-mapping. Ahora que llevas un tiempo trabajando en esta área en Chile, ¿Cómo ves el desarrollo de esta práctica en el país?. ¿Tienes referentes nacionales?

Está creciendo mucho Chile en estas áreas, existen varios colectivos y artistas. Lo bacán es que en su mayoría se mantiene buena onda entre colegas y mucho apañe para compartir materiales y conocimientos. Es bastante añeja la idea de apropiarte de conocimientos, yo sé muy bien que cuando enseñas y aportas a otras personas con lo que sabes podemos pronto tener una “industria” de estas disciplinas ya sea luces, mapping, visuales, etcétera. He conocido y recibido mucha buena onda entre colegas, en particular de varios y me encantaría conocerlos a todos pero no siempre alcanza el tiempo, todos están y estamos muy ocupados trabajando, pero al menos siempre nos mantenemos muy conectados por Instagram, como buenos computines que somos todes. En cuanto a mis referentes nacionales hay muchos muy secos que lo mencionaré con @ para que los busquen: @trimexcrew @delight_lab @dmnc @sergiomoradiaz @1998________ @_noctuary @abrilconbe. Luego de haber regresado de vivir en Barcelona, saber de la existencia de estos artistas me daba fuerza para continuar como artista visual en Chile.

Desde el arte más teórico y de galerías, a la intervención de espacios públicos y luego a escenarios más masivos: ¿Qué tiene de particular cada espacio a la hora de pensar y construir tu trabajo?. ¿Prefieres uno por sobre otro?. ¿Piensas volver a intervenir lugares del diario vivir?

Como dice Violeta Parra, lo que hago es para la gente, entonces para mí estos espacios tienen un público cada uno muy particular. Dependiendo de eso es que me siento cómoda o una extraña. Estuve un rato largo imaginándome en galerías. Alcancé a exponer un par de veces en ellas luego de egresada, pero definitivamente prefiero visitar museos de vez en cuando que estar tratando de ser parte de un círculo tan cerrado y discriminador como lo es el arte en este país, y quizás también en muchos otros. Acá en Chile la gente actúa por conveniencia y apariencia. Pareciera que todos son ricos pero en verdad la mayoría está aún costeando cómo asistir a alguna bienal. El mundo real está muy lejos de ser lo que pasa dentro de este círculo, sobre todo porque varios personajes del jet set chileno tienen un discurso social que no tiene ninguna coherencia con lo que en verdad pasa en la calle y en la realidad de este país. Soy más feliz trabajando en festivales, en donde se priorice el show en vivo, en escenarios de diferentes ciudades, viajando con les músicos. Es ahí donde definitivamente me siento más cómoda porque la gente asiste feliz y lo aprecia mucho.

 

 

Usualmente el tras bambalinas de la música en vivo está dominado por hombres. Los trabajos técnicos son labores asociadas a ellos, pero también son muchas las mujeres que se desempeñan en estos oficios. ¿Cómo ves, desde tu trabajo, la escena chilena en estas materias?

Cada día con mayor esperanza. Hay más mujeres desenvolviéndose como técnicos y músicos. El festival Ruidosa dirigido por Francisca Valenzuela ha abordado este problema con bastante profesionalismo, y es para mí el mejor ejemplo nacional. Sin embargo, queda muchísimo por hacer y por evolucionar en este aspecto, y el feminismo nos ha dado muchas lecciones sobre cómo estar unidas en esta tarea puede abrirnos el paso para que esto se concrete. En cuanto a la música, estamos sometidas a códigos y cánones que están súper normalizados. Cuando veo a todas las chicas músicas sobre el escenario usando tacos dudo que haya sido una decisión personal. No creo que ninguna mujer se sienta realmente feliz cosificándose a condiciones que el mainstream exige. El día en que a las mujeres no nos exijan vernos guapas para poder trabajar seremos realmente libres. No es que no esté de acuerdo con querer mostrarnos guapas, lo que no me parece es que esto sea una exigencia del medio, como en muchos otros también ha sido la mujer un objeto de “inspiración, musa o modelo” cuando en realidad debemos aclarar que estamos aquí porque somos trabajadoras de la música y profesionales. Antes que nos traten de bellas me gusta más que hablemos de nuestros talentos porque los tenemos, esto aplica para toda carrera donde debemos enfrentarnos al patriarcado. Hay que educarnos y mantenernos juntas en esto, no ser egoístas con lo que sabemos ni envidiosas, alegrarnos por los logros de nuestras compañeras.

Trabajar desde la autogestión y el freenlancismo no es para todes. Es atractiva la libertad de ser tu propia jefa, pero también lo rodea un miedo asociado a la inestabilidad y precarización. ¿Cómo va tu experiencia con esto? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que has experimentado?

Claro que da miedo, sobre todo en un circuito como la música donde nos enfrentamos a bastante precariedad, pero quiero decir ante todo esto que se puede lograr siendo muy profesional y constante. Yo me mantuve un rato haciendo cosas por poco dinero con tal de mostrar lo que era capaz de hacer y proponer. Me costaba hacerme entender con mis objetivos porque mi rubro sigue siendo algo bastante atrasado en Chile; no siempre las bandas han tenido visuales, por ejemplo. Pero estaba dispuesta a como diera lugar que me conocerían, porque sabía que era un territorio fértil para sembrar. Ser tu propio jefe a veces es difícil porque tampoco te das vacaciones. Como me dijo una vez mi amiga Yeimy Navarro: “Aquí el que no trabaja no come” y es muy cierto. A mí al menos siempre se me va olvidando que además debo destinar dinero a descansar, así que me compré un colchón bueno jaja.

 

 

¿Qué nuevo desafío te gustaría enfrentar? ¿Con qué tipo de nuevos soportes te gustaría experimentar? ¿Cuáles son tus próximos proyectos?  

Últimamente tengo muy poco tiempo para detenerme a soñar y pensar que quiero próximamente, pero el deseo que siempre tengo es viajar y con los artistas que trabajo es muy probable que salgamos del país en varias ocasiones. De todos modos, si eso no pasa yo saldré a buscarlo, porque nunca he temido a tocar puertas; la mayoría de las cosas las he conseguido en parte así. Me gustaría retomar lo que aprendí de luces led o aprender de nuevas personas, nuevos proyectos musicales; aprendo mucho de la música también. Pretendo estudiar también, estudiar más sobre 3D, siempre debemos seguir pensando cómo mejorar. El año pasado dije que el 2019 esperaba conformar un equipo solo con mujeres, lo que he logrado en varios aspectos y me pone muy feliz. Trabajamos en proyectos fotográficos con mi amiga Valentina Palavecino (@valpalavecino) y la maquilladora Javiera Díaz (@jotadiazeme) donde hemos retratados a diversos músicos. Este año pretendemos continuar los retratos, y ha sido muy bacán porque ya llevamos una lista bastante extensa de artistas como Francisca Valenzuela, Gepe, Niña Tormenta, etc. Este año nos gustaría tener a Bronko Yotte, Diego Lorenzini, Cristobal Briceño y el listado podría ser eterno.

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