Cada vez que Carlo tomaba el metro mientras estudiaba cine en Montreal, se detenía perplejo en medio de la ruta subterránea ante un trío de ciegos que entonaba melodías populares. Escuchar el falsetto al que llegaba el único integrante masculino del grupo era como oír el mismísimo soul de Minnie Riperton reencarnado. Completaban el conjunto dos espléndidas voces femeninas que también brillaban en solitario cuando el hombre dejaba el protagonismo a un lado. Pasaría un año escuchándolos desde el anonimato hasta que el realizador chileno canadiense Carlo Guillermo Proto (Quillota, 1979) se atreviera a hablarles, y de ahí que no paró más hasta dar con Resurrecting Hassan, su segundo largometraje documental que hoy se exhibe en Sanfic (Hoyts Parque Arauco, 16:00 hrs.), encuentro cinéfilo que está a un día de culminar su trigésima edición.
Carlo descubrió que detrás de aquel privilegiado coro urbano había una familia de no videntes compuesta por Denis, Peggy y Lauviah Harting, padre, madre e hija respectivamente, cuya historia reunía el suficiente interés como para ser filmada. Partió su registro entregándole una cámara Super 8 a cada uno para que capturaran todo lo que quisieran. Al poco tiempo Carlo se enteró que una tragedia oscurecía el pasado de los Harting: Hassan, cuarto miembro del clan y el único que no había llegado al mundo privado de la vista, había muerto ahogado una temprana edad.
Centrado en construir un relato sobre la maravillosa historia de este grupo humano por enfrentar la adversidad, Carlo en paralelo estrenaba El Huaso (2011), ópera prima que lo llevó de regreso a su país natal en busca de pistas que esclarecieran las razones por las cuales su padre había determinado no querer seguir viviendo. “Fue en este período que Denis comenzó a hablarme de este místico ruso, Grigory Petrovich Grabovoy, que creía en el poder humano de resucitar a los muertos. Fue su insistencia en aprender esta práctica lo que impulsó al documental. Desde este punto cada vez que Denis quería detener la cámara, yo le recordaba que finalmente esta había sido su idea y que continuaríamos en busca de Hassan costara lo que costara”, cuenta el director, que se encuentra de paso en Chile pues la película es parte de la Competencia Internacional del certamen.
Tener una discapacidad en Chile es sinónimo de burla y risa colectiva. Este tipo de condición muchas veces determina al afectado a llevar una vida restricta en derechos y deberes, en varios casos marginándolo de tomar decisiones propias de un adulto. Algo de esto se veía en el reciente documental de Maite Alberdi, Los Niños. Aquí, por el contrario, se siente mucha libertad de parte de los protagonistas en su actuar, tanto en la intimidad como en sociedad ¿Cuál fue tu postura para retratarlos en cámara?
Hemos construido un mundo visto desde los ojos de personas videntes. La gente ciega que vive con nosotros tiene que adaptarse diariamente. Donde quiera que vayan deben amoldarse a nuestro entorno. Pero por supuesto que cada persona ciega es diferente. Por ejemplo, Peggy, la madre, se mueve con mayor facilidad dentro de su ceguera debido a que posee una personalidad más atrevida, algo que se da distinto en Denis, para quien adaptarse es mucho más desafiante. Habiendo dicho esto, mi propuesta no era hacer una película sobre gente ciega sino que sobre una extraordinaria familia que resultó ser ciega. La ceguera aquí es más bien una metáfora sobre los límites que estamos dispuestos a afrontar cuando estamos de duelo. Para los Harting la espontánea pérdida de Hassan fue como quedar sin visión por segunda vez y a pesar de eso salieron adelante.
En cierto momento de tensión entre Peggy y Denis, ella lo insta para que la golpee frente a la cámara. ¿Sentiste algún pudor desde ellos hacia ti? ¿Notabas diferencias en sus actitudes cuando dejabas o volvías a filmar?
Hay muchas desventajas al hacer un documental sobre una familia de ciegos. Fue un verdadero reto pero también tuve la facilidad de que ellos olvidaban que la cámara estaba allí filmando todo el tiempo. Aunque ellos sabían que efectivamente los estaba grabando, eran capaces de soltarse en las conversaciones que tenían, lo que me permitió capturar momentos de increíble intensidad. Gran parte de esta película es para que la audiencia tenga una experiencia muy similar a la que yo tuve cuando conocí a esta familia. Busqué poner la cámara para lograr un efecto de cercanía e intimidad que transmitiera la intensidad que se sentía al estar cerca de ellos.
Las destrezas místicas enseñadas por el científico clarividente Grigory Grabovoy impulsaban a los Harting a creer en el retorno espiritual de Hassan. Sin embargo pasan los días y la situación no tiene pinta de esclarecerse. ¿Cuál fue tu nivel de cercanía con la doctrina espiritual de este clarividente ruso, al que se le ha acusado de fraude en varias ocasiones?
Creo que uno debe dar un paso atrás antes de hacer cualquier tipo de juicio, algo que pasa frecuentemente cuando la gente habla sobre el destino de esta familia. Yo mismo tengo dificultades en creer lo que ellos creen. Lo digo personalmente teniendo familiares que creen en Cristo, quien fue resucitado de la muerte y enviado al cielo. Esta son ideas muy abstractas y mágicas. Algunos incluso podrían llamarlas ridículas pero como por muchos años hemos aceptado el catolicismo, judaísmo o el islam, la mayoría de la gente lo ve tan normal como alimentarse o pasear a tu perro. Con esta familia tomo el mismo enfoque que tengo con mi propia familia, que creen en ideas tan radicales con el objetivo de tener una estructura moral o espiritual en sus vidas. No creo que una idea sea tan diferente de la otra. Si hay gente que cree que lo que piensa la familia es absurdo o radical deberían cuestionar lo que ellos mismos creen. Esa es una de las razones de por qué esta película no es muy popular comercialmente. Aun habiendo recibido muchos elogios por parte de la crítica (el 2016 el documental se llevó en el prestigioso Festival Hot Docs 2016 el premio especial del jurado) los cines convencionales no están preparados para mostrar esta película porque es difícil de ver. Es una historia que te obliga a mirarte a ti mismo en una forma muy intensa, te fuerza a cuestionar las reacciones que tienes a las experiencias difíciles.