¿Cómo entiendes el éxito de Soy Luna en el mundo?
Es súper loco, estoy viviendo muchas experiencias nuevas y nunca me dejo de sorprender. La principal vara de medición son las RR.SS. Con la serie nuestras cuentas explotaron, el número de seguidores diario es una barbaridad. Hicimos una gira por América Latina que fue espectacular. Pasamos por 16 países, en Santiago llenamos 6 Movistar Arena y ahora estamos partiendo una gira de 4 meses por Europa.La verdad es que no lo puedo creer, no sé a qué se debe. Lo que sí sé, es que el producto está hecho con mucho amor y eso se nota, traspasa la pantalla.
¿Qué se siente tan seguido en Instagram?
Es muy lindo saber que cuento con toda esa gente, que está conmigo, que me quiere y que le gusta mi trabajo. Creo que Instagram se transformó en una plataforma muy importante de comunicación y la estoy aprovechando de la manera más genuina posible, entregando lo que más me gusta hacer, mi arte.
¿Sientes una responsabilidad de ser un ejemplo para tantas niñas y niños que te siguen?
Ser parte de un proyecto de Disney, con ese nivel de envergadura, te posiciona en un lugar en el que te conviertes en una especie de líder y referente de opinión. Es por eso que con la serie nos preocupamos de entregar distintos valores. Esa es la misión más linda y me encanta tener esa responsabilidad, la disfruto mucho.
¿Qué es lo peor de ser un chico Disney?
No sé si lo peor, pero hay ciertas restricciones, como la exclusividad. El no poder desarrollar proyectos en paralelo me hizo ruido en un momento, pero tampoco es tan terrible porque sé que formo parte de una experiencia única, irrepetible y espectacular.
El año 2014 ganaste un concurso de Hard Candy para bailar con Madonna ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue un regalo de la vida, literal. Conocí el gimnasio porque un amigo me invitó, a mí me encantó, pero no tenía como pagarlo. Ahí una tipa me contó de la audición para ganar un viaje a Toronto pasa asistir a la inauguración de ese gimnasio en esa ciudad, donde también se iba a realizar una Master Class de Madonna. Al día siguiente me inscribí un mes al gimnasio, fui a la audición, eran 200 personas y fui pasando los filtros, hasta que califiqué para el segundo día. Fue súper arduo, harto cardio, bailando sin parar y aprendiendo coreografías. Cuando gané no lo podía creer. El premio era en dinero y conocer a Madonna.
La verdad es que no soy tan fanático de Madonna, su música no me convoca mucho, pero la admiro profundamente y estar con ella me rayó la cabeza. Bailamos 15 coreografías y estaba en primera fila. Nos mirábamos a través del espejo y cuando terminó la clase la fui a saludar. Pensándolo místicamente, ella como que me bendijo porque cuando volví a Chile a las dos semanas fue el casting de Soy Luna y ahí empezaron a suceder todas estas cosas maravillosas en mi vida. Madonna fue el puntapié inicial.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser artista?
Creo que siempre lo he sido de manera inconsciente. Desde los 3 o 4 años que estoy actuando y bailando. A esa edad acompañaba al ballet folclórico a mi tía y en mi casa practicaba los pasos. También me disfrazaba de los personajes de la tele y actuaba hasta los comerciales.
Qué prefieres, ¿la actuación, la danza o la música?
Son tres mundos totalmente diferentes, que a la vez se complementan y cuando se fusionan los tres es increíble. Me gusta mucho bailar, que es el lenguaje del cuerpo y una meditación para mí. Cuando canto es el espíritu hablando a través de la música. Actuación es la palabra, la historia gruesa, expresar la emoción y que la gente lo sienta, se empape de lo que está pasando. No me puedo decidir por ninguna, los tres me encantan. Creo que lo que reúne las tres cosas es la actuación, que es la línea gruesa de las tres disciplinas.