24/08/2018
Entrevista: Diego Ignacio Ramirez Fotografías MAC: Sebastian Mejía Fotografías Casa Carrera: Matthew Neary
Entrevista: Diego Ignacio Ramirez Fotografías MAC: Sebastian Mejía Fotografías Casa Carrera: Matthew Neary
24/08/2018

Húsares Trágicos

La casa de los hermanos José Miguel y Javiera Carrera, ubicada en El Monte, es reflejo de una nación gestada desde conflictos y penas, con un túnel subterráneo que protegió a franciscanos de los ataques indígenas y luego a los carreristas escondiéndolos de los partidarios de la monarquía española. Húsares Trágicos es la primera muestra de arte desarrollada en aquella mítica casona, donde se gestó parte de la Independencia y se bordó la primera bandera de Chile.

La muestra, pensada para que durase sólo un fin de semana, fue trasladada a otro de los grandes monumentos nacionales, el Museo de Arte Contemporáneo. Donde se expone una nueva interpretación de la historia oficial y se hace evidente que nos han contado sobre muchos hombres valientes, pero casi nada sobre mujeres poderosas. Solo José Miguel, sin Javiera.

Con su título alude a la novela de Jorge Inostroza «Los húsares trágicos» (1965), la exposición es un fresco relato que, por medio de obras, nos muestra la nueva identidad chilena, tal vez más cercana a lo que somos y no lo que querríamos ser. Pinturas, fotografías, esculturas, instalaciones y videos que hablan de un país, con iglesias, edificios, tú y tu soledad. 

La muestra se exhibe hasta el 9 de septiembre en el zócalo de MAC Parque Forestal (Ismael Valdés Vergara 506, metro Bellas Artes). Con la participación de Aranzazu Moena, Fifa 2000, Benjamín Urzúa, Claudia Gutiérrez, Eugenia Rojas, Flavia Contreras, Francisca Sánchez, Javier Toro Blum, Jessica Briceño, Matthew Neary, Miguel Soto, Natacha Cabellos, Rocío Guerrero, Sebastián Calfuqueo, Simón Sepulveda y Tarix Sepulveda.

Hablamos con el curador de Húsares Trágicos, Sergio Soto Maulén, el cual nos contó sobre su proceso de montaje, el traslado a MAC y las reflexiones que surgen con ella. 

 

 

¿Cómo fue la selección de los artistas que participan en la muestra?

La selección de los artistas tuvo dos criterios fundamentales: compatibilidad con el entorno y potencialidad crítica. La primera, tiene que ver con un trabajo previo al relato curatorial, donde se realizó una pequeña investigación del campo local (la Casa de los Carrera), y de artistas que trabajaran temas relacionados a la muestra. En este sentido, mucho antes de desarrollar la curatoría, teníamos ciertos temas que eran obligatorios, como la historia de la casa, la experiencia de Javiera Carrera, los mitos detrás del proceso de independencia. El segundo criterio, tuvo lugar en el desarrollo mismo de la investigación curatorial, donde se tomaron decisiones, se acotaron los temas y también los procedimientos críticos. De esta forma, se llegó a la decisión de sumar otros artistas, otras disciplinas, etc.

 

La exposición en Casa de los Carrera se caracterizó por intervenir diferentes espacios del inmueble. ¿Cómo lograron mantener una coherencia entre las obras en el Zócalo del MAC?   

El ejercicio de traslado tuvo un problema central: el montaje. No podíamos replicar la Casa en el Museo, por sus dimensiones. La casa era mucho más grande que el zócalo. Sin embargo, fue interesante tener ese primer ‘obstáculo’, tener que meter todos estos objetos -que en un momento llenaron habitaciones y patios de una casa colonial- en una sala cuadrada.

Este ejercicio nos permitió hacer una analogía con la conciencia de la historia y los mecanismos que tiene la ‘razón’ para generar relatos sobre el pasado. Así, el zócalo del MAC permitió revelar la inconsistencia de los relatos históricos para representar otras experiencias del pasado, como los afectos, los misterios y las omisiones en general.

 

 

Los libros de “Historia secreta de Chile” de Jorge Baradit han causado furor en el país, narrando el lado B del relato oficial que hemos aprendido desde pequeños. ¿Cuál es la importancia de revisar y reinterpretar los discursos o símbolos patrios?

Es relativo, puesto que aun cuando es interesante desmitificar o reorganizar la jerarquía con la que se construye nuestro relato local, estos ejercicios de revisión histórica, pierden ciertos sentidos críticos de la propia disciplina. Así, lo importante no es simplemente verificar acontecimientos, sino que es necesario poder evidenciar igualmente problemas de clase, raza, y todo el léxico que organiza y consolida los sistemas de poder; como el sistema colonial.  De esta forma, sería interesante que estos ejercicios historiográficos no fueran solo para desmentir mitos, o para darle el crédito a ‘otro hombre más’, sino que para revelar cómo se va configurando la contemporaneidad y sus problemas políticos.

 

 

“Manifiesto” de Alex Andwanter (2016) habla sobre ponernos en el lugar del otro, y darle nuevos significados a palabras comunes: “Hoy soy mujer, El maricón del pueblo, Aunque me prendan fuego”. ¿Cómo el arte contemporáneo puede dar voz a las experiencias de personajes o hechos que han sido acallados u olvidados históricamente?

El arte contemporáneo tiene de alguna forma una responsabilidad con estos problemas, pero difícilmente puede darles voz a las experiencias de subalternidad. Ninguna voz o experiencia es suficiente por sí misma, sino que es necesario la desarticulación organizada y total del lenguaje para responder efectivamente. De esta forma, pienso que el arte tiene dos grandes oportunidades: considerarse a sí mismo como un agente de proposición y organización de las masas, o bien, una cuestión más romántica pero más sensible e interesante, ser un agente que permite ficcionar nuevas formas de habitar, pensar y sentir los espacios de la vida cotidiana.

 

 

Tomando en cuenta el nombre de la exhibición, y en relación con los datos que muestran cómo Chile se ha posicionado como uno de los países con mayores índices de depresión y ansiedad de la región. ¿Crees que la nación se ha construido en base a la tragedia o es este un síntoma actual? ¿Cómo las obras dan cuenta de ello?

¡Está difícil esta pregunta! No creo poder contestarla totalmente, me falta un poco para llegar a la respuesta, puesto que este es un problema que también está presente en mí y en conversaciones con amigos. Pienso que la tragedia siempre es una cuestión actual. La tragedia tiene que habitarse, independiente de que existan relatos trágicos del pasado. La historia se comprende en tanto se habita, o bien se experimenta, porque hay puntos en contacto entre el relato de la historia y el relato biográfico. Chile tiene un alto índice de depresión, haciendo interesante que además los relatos de la historia local reciente tengan que ver con la tragedia.

Igualmente, es un problema global, la crisis de las guerras, la consolidación de nuevos sistemas económicos, todo tiene que ver. Hay una obra muy interesante que realizó Flavia Contreras [participante de la muestra] “En todas partes y aquí”, un cortometraje donde vincula su historia personal con la historia reciente de Chile donde la autora va encontrando puntos en común, o bien va jugando con la coherencia de estos relatos al superponerse uno sobre el otro. Evidentemente, su relato se ve interferido por las fracturas de la historia local, así como la estructura del relato (como por ejemplo la dictadura), tomando organizaciones muy banales de su lugar de enunciación. Se trata de intervenir la jerarquía de la historia que piensa que hay cosas más importantes que otras. Va en contra de eso. Nuestra historia es una y no hay que someterse a otras pensando en su relevancia.

 

 

¿Qué esperan lograr con la exposición?

Lo principal es que ocurra una experiencia de lectura sensible, donde se consideren los aspectos ideológicos de la memoria. Así mismo se busca manifestar cómo la historia se va repitiendo constantemente, y que no es evolutiva. No solo porque pasa el tiempo la civilización “evoluciona” y se perfecciona. Así, es importante para el Chile contemporáneo y sus transformaciones estar alerta sobre mínimos éticos básicos que parecieron conquistados pero que después se desajustan producto de la falta de memoria histórica.

 

 

 

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