20/12/2018
Dirección Creativa: Galio Estudio Fotografía: Pepo Fernández Dirección video: Paola Velasquez Arte y ambientación: Kusi Producción y texto: Felipe Morandé Estilismo: Jazmin Cortes Maquillaje y pelo: Iván Barría Dirección de fotografía: Yusuke Hagiwara Asistentes: Araceli Molina, Daniela Beltrán, Francisca Mellado, Roberto Olivares, Sergio Muñoz Agradecimientos: Aldo, Baquelita, Bimba & Lola, Cher, Clara Edwards, Dafiti, Estudio Fe, Ultra Estudio, Luis Larraín, Mima Zamall, Mo Store, Nostalgic, Obra, Obvio que si, Rubio, Sebastián del Real Ossa, Vokage
Dirección Creativa: Galio Estudio Fotografía: Pepo Fernández Dirección video: Paola Velasquez Arte y ambientación: Kusi Producción y texto: Felipe Morandé Estilismo: Jazmin Cortes Maquillaje y pelo: Iván Barría Dirección de fotografía: Yusuke Hagiwara Asistentes: Araceli Molina, Daniela Beltrán, Francisca Mellado, Roberto Olivares, Sergio Muñoz Agradecimientos: Aldo, Baquelita, Bimba & Lola, Cher, Clara Edwards, Dafiti, Estudio Fe, Ultra Estudio, Luis Larraín, Mima Zamall, Mo Store, Nostalgic, Obra, Obvio que si, Rubio, Sebastián del Real Ossa, Vokage
20/12/2018

Prom Queens

Estas cinco parejas que forman parte del colectivo LGTBI, este año salieron del colegio y en su Fiesta de Graduación celebraron su identidad y sexualidad junto a sus compañeros. Forman parte de una generación hiper conectada e informada, con ideas claras sobre género, identidad y representatividad y no tienen miedo en cuestionar a sus familias y colegios.

Paulina (18) conoció a Josefa (19) por Instagram y ahora son mejores amigas. Cada una invitó a su fiesta de graduación a la otra.

¿Qué es la tolerancia?

P: ¡Me carga la tolerancia! ¿Por qué tienes que tolerar algo y no podí simplemente aceptar? Tolerar es como que hay algo malo que te impide aceptar como es la otra persona.

¿Qué opinan del feminismo?

J: El feminismo cambia la vida entera. A mi me tocó todo esto en la U, lo vi muy de cerca y empecé a ver todo distinto. Siento que efectivamente pasó algo y creo que el mundo está cambiando.

¿Con el feminismo qué cambió en ustedes?

J: Caleta, como entender nuevos conceptos, como el compañerismo. Típico que una era la peladora, la que decía “esta weona se ve súper mal así”, pero ya dejé de hacer esos comentarios. Ahora siento un cariño, un afecto hacia las mujeres como si fueran mis hermanas, mis amigas. Compartimos una lucha que no se puede quedar así. Por ejemplo, mi papá es muy de decir ante cualquier injusticia que la vida no es justa, pero después de esto empecé a entender que hay situaciones que no pueden pasar. No es un tema de justicia, es de normalizar injusticias que nos tocan. 

¿Y crees que el hombre heterosexual tiene el ánimo de deconstruirse?

J: Hay hombres que igual apoyan, pero en la mayoría siento inseguridad y miedo, les da lata decir algo en contra de una mujer y que ella responda y te hable de feminismo, ahí reaccionan como “ay que lata que esta mina se ponga a hablar de esto”. No es que apoyen el feminismo, sino que prefieren evitar el tema.

¿En sus colegios les enseñaron de feminismo?

J: En mi colegio nunca hablaron del tema. Cuando salí me di cuenta de todo lo que estaba pasando y junté a algunas niñas que conozco para hacer una asamblea. Llegaron como 20 y me hice amiga de una, que formó un colectivo con distintas alumnas del colegio e hicieron una página en Instagram (@andreedespierta). Es privada, solo para mujeres, y ahí publican conceptos feministas y confesiones. La mayoría eran acerca de hombres que las acorralaban, las empujaban, las presionaban y las empezaban a toquetear. Muchos alumnos empezaron a denunciar la página para que la cerraran e hicieron otra cuenta (@andreeduerme, la cuenta fue cerrada) con la descripción “fascistas y abusadores”, como si todo fuera una talla. En el colegio nadie se hace cargo del tema, los profesores se hacen los larrys.

P: En mi colegio sí. En 4to medio tenemos seminarios y hay uno de feminismo. Cuando estabamos en esas clases unos compañeros empezaron a hablar puras imbecilidades criticando a las mujeres y todos muy sorprendidos, una niña hasta se puso a llorar. A partir de eso la miss de Teología y Filosofía dijo que teníamos que hacer una asamblea, donde cada una contara situaciones que le habían pasado con alumnos del colegio. Yo nunca pensé que pasaban cosas tan brígidas, pero brígido como uno lo normaliza y no dice nada. Ahí contaban testimonios de cosas que pasaban en los carretes, en espacios que en teoría son seguros, pero donde los niños te sacan a bailar y si les dices que no te empiezan a agarrar el brazo, a insistir, a darte copete hasta que las niñas quedan inconscientes y ahí abusan de ellas.

Nikolas (18) conoció hace tres años a Juan Carlos (19) por Grindr y hoy son mejores amigos.

¿Qué es la libertad?

N: Sentirse feliz con uno mismo, que nadie te ponga barreras, hacer lo que te de la gana sin sentirte mal.

JC: Hacer lo que uno quiera, porque uno quiere, sin dañar al otro.

¿Se sienten libres?

N y JC: No.

¿Qué son las RRSS?

JC: Una nueva forma de vida. Ya no hay simplemente un plano de la realidad, también hay uno virtual que es completamente válido y distinto. Armamos de manera colectiva otra realidad y juntos vamos construyéndola. La realidad no la podemos construir, está dada, aunque igual podemos cambiar algunas cosas, pero en cambio, con las RRSS nosotros somos los que la construimos de manera activa, más que en la realidad, y es un mundo para mostrarte, tener conexiones, es más accesible y rápido que la realidad.

¿Qué les gustaría cambiar de la realidad?

JC: Muchas cosas, pero principalmente las desigualdades sociales, el pensamiento que mucha gente tiene que no cuestiona nada. Me gustaría que la gente viera lo complejo y distinto que es el mundo, que se abran a la diferencia. 

¿Qué opinan de las presiones asociadas a los géneros? Por ejemplo, si eres mujer te gusta maquillarte o que los hombres no lloran.

JC: Es algo estúpido, alejado de la realidad, que puede llegar a ser muy tóxico porque no deja a la gente ser realmente como es. Hay muchos hombres y mujeres que no pueden ser como les nace por las presiones. Creo que al final, las clasificaciones deprimen, es como si te encerraran en un círculo y no te dejaran salir de esos límites.

¿Cómo podríamos vivir sin categorías?

N: No sé, hay tanto weón en este mundo.

JC: Yo creo que hay que darle visibilidad a todo lo distinto, como los transexuales, asexuales, el poli amor y todas esas cosas que no son bien vistas porque son desconocidas. Mientras más diferente o atípica sea una persona, mayor visibilidad hay que darle, para que la gente que no está acostumbrada a esa realidad empiece a familiarizase y a entender que esas cosas no son una simple opinión o algo que le pasa a ciertos “locos”, sino que es algo real y es mucho más frecuente de lo que creen.

Leo (18) y Sebastián (18) van al mismo colegio, se conocieron en 1ro medio cuando los revolvieron y quedaron en el mismo curso. Al poco tiempo se hicieron amigos y desde hace un año y medio pololean.

¿Cuándo dejaste de ser Elisa y empezaste a ser Leo?

L: Tengo un hermano que es transexual, compartimos pieza de toda la vida y siempre estuvo abierta la conversación al género, a la sexualidad y a todo ese tipo de cosas. Entonces siempre me sentí muy libre de explorar quién soy. Además desde quinto básico que soy consciente que me gustan más las mujeres, pero conociendo gente, hablando del tema y buscando información en internet, fuí comprendiendo que soy bisexual. También empecé a jugar con la identidad, ver que me hacía sentir más cómodo, que me gusta y que no, y en ese proceso conocí el termino de género fluido. A veces me siento muy mujer, otras muy hombres y a veces no siento nada. No quepo en el binario, no soy esa clasificación y no hay ninguna caja que me identifique.

Y tu, Sebastián, ¿cómo te identificas?

S: Como pansexual. En términos de género, soy hombre. Dentro de esto, soy un hombre que le gusta usar el pelo largo, pintarse las uñas, hacer cosas que a otros hombres no les gusta. Llegué a darme cuenta que soy pansexual a través de mi pololeo con Leo. En mi familia nunca se habló el tema, somos bastante conservadores y no hay ningún gay ni transexual. Cuando conocí a Leo y empecé a ser amigo de él y sus amigos, comencé a conocer gente distinta y me puse a investigar. Después me puse a pololear con él y cuando ella me dijo que era género fluido, me quedé pensando en que a mí me gusta esta persona y en verdad me da lo mismo si es hombre o mujer, por lo que decidí considerarme a mí mismo como pansexual.

¿Cómo vivieron estos procesos con sus compañeros?

L: Nunca oculté mi proceso de autodescubrimiento, ni para mí fue un tabú hablar de sexo o identidad. Como en Chile la educación sexual es muy mala, se me acercaban muchos compañeros para preguntarme y hablar sobre cómo funciona la sexualidad, el sexo en sí, o para entender que es ser pansexual, la diferencia entre sexo y género y yo les respondo con lo que sé. Además fui administradora de una página de Instagram (@l.g.b.t.h.e.r.e) donde contestaba dudas de distintos niños.

¿Y cómo ha reaccionado tu colegio ante este interés por la identidad y el género?

S: Como institución nunca nos han enseñado ni de identidad ni de género. Ahora el movimiento feminista se dio súper fuerte en nuestro colegio, entonces ahora hay nuevas discusiones, pero porque los alumnos se han abierto más a estos temas y están interesados en saber y están investigando por sí mismos. Eso encuentro que es bueno y ojalá se mantenga así.

¿Qué debería hacer un hombre heterosexual para deconstruirse y simpatizar con estas realidades?

S: Para que exista un real cambio los hombres tienen que entender que van a perder algo, como poder y plata. Por eso hay que educarlos, para que sean lo suficientemente buenos y abiertos al cambio, para que nos les importe, por ejemplo, perder un poco de plata para que las mujeres de su oficina ganen igual que ellos. Esos cambios nos llevan a una igualdad y creo que esa es la dirección que tenemos que tomar.

L: Yo creo que hay que salir de la zona de confort, juntarse con gente distinta, ir a lugares que nunca has ido, leer cosas que te hagan pensar. Si uno se queda en la burbuja y lo único que hace es estudiar y no mirar hacia adentro, ni pensar en lo que uno siente, no van a ocurrir cambios. Para los hombres es un tabú estar en contacto con sus sentimientos, eso tiene que terminar. Hay que perder el miedo de conocerse a uno mismo.

¿Cómo les gustaría ir vestidos a su fiesta de graduación?

L: Con terno, pero no lo voy a hacer porque cuando les dije a mis papás ellos me dijeron que las fotos del vals se iban a ver muy feas, pero sé que al final son excusas para no decir lo que ellos saben que no deberían decir, que es “no queremos que vayas con traje porque eso no es lo que hacen las niñas en su fiesta de graduación”.

¿Fue una pelea?

E: Hace mucho que me cansé de pelear con mis papás.

Y tu Seba, ¿cómo vas a ir?

S: No creo que mucha gente del colegio, más allá de mis amigos, sepan que soy pansexual porque no siento que tenga que dar un anuncio de algo, por lo decidí ocupar la fiesta como una forma de salir un poco de la normalidad. Voy a ir con un terno rojo tornasol y una corbata plateada. Además, me quiero maquillar.

Johanna (27) es profesora hace 6 años del Colegio Sagrado Corazón de Clara Estrella, ubicado en Lo Espejo. Fue en un taller donde conoció a Valentín Emiliano (18), un alumno trans que inició su proceso con el apoyo de todo el colegio y que con el tiempo se convirtió en un gran amigo.

¿Valentín, en qué momento de tu transición se involucró el colegio?

V: Cuando comencé mi tránsito, a comienzos del 2018, fui a hablar con la coordinadora y ella me dijo que había que hablar con el equipo y yo quedé como ya… Empecé a ir casi todas las semanas ha hablar con ella. Ahí me metí al taller de mosaico con la profe Yohanna y la profe Rosario y empezamos a formar un lazo súper bonito y les conté.

J: Como en toda conversación, se dio. Yo supe antes de que la directora lo comunicara y cuando el colegio nos contó decidimos apoyarlo, pero se le pidió a la familia de Valentín que nos diera un tiempo para prepararnos y el colegio se preparó para él.

¿Cómo se preparó?

J: Fue hasta Sebastián Lelio a mostrar la película Una Mujer Fantástica. Además tuvimos capacitaciones con psicólogos, una matrona y una enfermera. En las charlas nos explicaron sobre diversidad sexual y el proceso que Valentín estaba viviendo. A medida que pasaban las conversaciones, el colegio nos iba preguntando cómo nos sentíamos con toda esta información porque obvio que uno se encuentra con distintas opiniones. Lo que me impactó es que nunca estuvo la opción de que Valentín no estuviera en el colegio, era algo imposible.

Igual las monjas del colegio son liberales.

J: Son monjas que se han adaptado a estos tiempos.

¿Sentiste el apoyo del colegio?

V: Sí.

¿Cómo fue ese segundo semestre?

J: Los alumnos entraban un miércoles y Valentín ingresó el lunes con su uniforme de hombre y nada, ese día lo esperé en la puerta del colegio. Para los niños fue algo sumamente normal. Se le envío a todos los apoderados un comunicado y al día siguiente le pregunté a los alumnos de mi curso (8vo básico) si recibieron comentarios de sus padres. Un alumno contó que su mamá le dijo que estás cosas eran del diablo y él le contestó que estaba mal y que Valentín podía ser la persona que él quisiera ser.

¿Qué es lo que más te gusta de ser profesora?

Y: La relación con los alumnos.

Debe ser complejo trabajar en una población con familias vulnerables.

Y: Es súper complejo, me duele no poder ayudarlos a todos. Lo más difícil es aprender que el fracaso no siempre es tuyo porque hay situaciones que escapan de uno.

¿Cómo ves esta amistad con un alumno siendo profesora?

J: Profesionalmente trato de tener especial cuidado, muchas veces se puede mal interpretar la amistad entre alumno y profesor, pero con Valentín las cosas siempre estuvieron claras y se dieron solas, de manera natural. Es una amistad genial, él es muy maduro, nunca hemos tenido un problema y es una relación muy normal, compartíamos en el recreo y nada, en el colegio siempre han sabido que Valentín recurría a mi ante cualquier problema.

Monserrat (17) ha vivido toda su vida en la Villa Rosedal Tres, en San Bernardo, al igual que Patricia (19), su polola. Juntas llevan tres años, pero aún no cuentan con el apoyo de sus familias.

Este año ocurrieron muchas marchas feministas, ¿qué opinan del movimiento?

P: Yo estudio Sociología y a través de la carrera tengo la oportunidad de trabajar con mujeres. Es súper necesario y liberador. Siento que este contexto nacional me llevo a estar mucho mejor, a darme cuenta de la violencia en la que vivo, y ahora que decidí estar con una mujer, ser más consciente sobre como se me violenta, como se habla de mí, como esos sucesos nos van hiriendo como persona, ¿cuáles son las consecuencias que quedan para después? Cuando nos conocimos estábamos las dos súper heridas por otras personas, teníamos inseguridades, muchos miedos y formas feas de amar.

¿Se sienten parte del colectivo LGTBI?

M: Tengo rollos con como se visibiliza la comunidad. Por ejemplo, no me gusta que las marchas sean tan carnaval.

P: Yo soy bisexual, soy mujer y soy pobre. No me siento identificada con un bus de una marca lleno de hombres sin poleras. Eso es lo primero. Segundo, el movimiento no legítima, ni visibiliza a las minas, ¿cachay? Seguimos siendo ninguneadas. Si no eres un gay bonito, no entras. Te tiene que gustar la Dua Lipa, la Madonna, ser fabuloso y no po, no todos somos así, pero venden esa imagen y es casi como ver el Kike Morandé, seguimos etiquetando, cuando el foco debería estar en potenciar los proyectos de ley. ¿Para qué estamos trabajando? ¿Dónde está el homosexual pobre visibilizado? No está Zamudio por ejemplo. Zamudio era de San Bernardo, unas amigas eran compañeras de él, yo conozco a su hermano chico y él renegaba caleta sus orígenes, no está permitido ser un gay pobre. ¿Qué pasa con la mujer que es lesbiana, mapuche y vive en Ercilla? ¿Qué pasa con ella y los pacos? No sabemos nada porque no hay visibilización de eso. ¿Hasta qué punto se les está violentando?

¿Qué es ser mujer?

P: Es un valor maravilloso porque históricamente hemos sido las oprimidas. Siendo no héteros, por decirlo así, vuelves a replicar esa opresión que sufres cuando niña y que no te das cuenta. Cuando jugabas con tacitas, cuando te regalaban una escoba para que limpies la casa. Cuando fui creciendo y me fui dando cuenta de lo que significa ser mujer dentro de una sociedad patriarcal como la chilena, uno a la larga se define con el oprimido. Para mi, llevar la bandera del feminismo significa llevar la bandera de la lesbiana, del bi, de lo que no es corriente, ¿cachay? Eso es lo que me hace poderosa y a través del trabajo colectivo he alcanzado ese poder, pero no de un poder ante el resto, sino ante mí misma.

M: El tema de la feminidad es brígido. En mi casa todos trabajamos, pero de la casa se preocupan mi mamá y mi tía. Yo con mi papá peleo harto. Estamos de acuerdo en que trabaja harto, se saca la chucha, pero no le cuesta nada llegar a la casa y servirse el plato de comida que esta ahí mismo, la olla está ahí, solo tiene que calentar su porción y listo. Mi mamá trabaja hasta más tarde y cuando mi papá llega no ve a mis hermanos, no se preocupa de sus tareas, sino que se sienta en la mesa, le sirven la comida y se va a acostar, que el resto haga las cosas por él. Weón, son tus hijos. Cuando hacen cagadas y hay que retarlos, tengo que ir yo, que soy la hermana porque mi papá está en su pieza. Yo no tengo que tener esa autoridad ante mis hermanos y ya ni me pescan po, si están grandes. A mi papá le hacen caso, pero a través de la violencia. Cuando reta a mi hermano muy fuerte yo le digo que esta replicando las mismas weas que hacía su papá con él. ¿Te sientes bien, más poderoso, por qué tus hijos te hagan caso por la violencia, el grito y el miedo?

¿Cómo les gustaría que sea su familia?

M: Con apañe po. Si mi hijo se quiere cambiar el sexo, me sentaría con él, para escucharlo y entenderlo. Eso es lo que nos faltó a nosotras, que se sienten y nos escuchen en vez de estar sacando conclusiones propias.

P: Y que lo validen po. Si no se saca nada estar ahí, hablando, si después los papás deciden por sus hijos.

M: En ese tema tengo muchos atados hasta el día de hoy.  ¿Cómo no puedes escuchar a tu propia hija?, ¿cómo no puedes tener la capacidad de entenderla?

P: Uno entiende que son procesos difíciles, que hay que dar espacio y se los doy, pero yo no voy a dejar de vivir mi vida. Yo les doy el espacio para que comprendan lo que estoy haciendo, pero no por eso voy a esperarlos para hacerlo. Cuando empecé con la Monse tenía 19 años, ahora 22. En esa época les di la autorización para que me dijeran un montón de weas, pero ya no po. Las consecuencias fueron daños casi irreversibles. ¿Cómo no te va a dar pena que tu hija lo esté pasando mal por tus prejuicios? Yo tuve depresión, llegué a enfermarme por contextos violentos súper injustos.

M: La sociedad se tiene que dar el tiempo de aprender, especialmente los más viejos. Ahora estamos en una generación nueva que te está intentando enseñar, ¿cómo puedes estar tan cerrado de mente que no lo quieres entender? Si no lo entiendes, trata de aportar positivamente, pero deja de violentar.

M: ¿Dónde empieza la violencia? Esa es la pregunta, ¿cómo como sociedad educamos a las personas para que se dejen de creer mejor que el otro y dejen la violencia? Tu no eres mejor que nadie, eres un weón más. Todos somos algo, nadie es más especial que el otro.

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