La cultura callejera de Club Particular - Galio
03/04/2019
03/04/2019

La cultura callejera de Club Particular

 

 

¿Cuál es el origen del nombre Club Particular?

En Puente Alto puedes ser igual de pobre que todos tus vecinos, pero si vas a un colegio “Particular”, es decir, privado/no público, te encariñas con esta mentira de que no eres igual a los demás. Esta situación nos parecía graciosísima porque aún viniendo ambos de esa educación “particular” terminamos desempleados, vendiendo marihuana por Grindr y con mucha frustración profesional. Jugando con el concepto de lo exclusivo y lo privado nació Club Particular, que es una burla a esa idea de exclusividad y, al mismo tiempo, una alternativa al “mira, no pertenezco a los mejores de mi barrio, ni tampoco a los peores, pero pertenezco a esto”.

¿Cómo ha sido su experiencia con la autogestión?

Es interesante lo que pasa con la autogestión, porque al final somos parte de un colectivo de diseñadores que está trabajando con otras metas, las que no son venderle a la oligarquía o poner sus colecciones en el retail, sino unirse a este periodo de la historia donde la estructura clasista de la moda está tambaleando, desarrollando así una identidad en la moda que viene desde las calles y la contracultura. Sin embargo, hay muchísimos muros con los que chocamos en términos de producción, porque la cultura del streetwear no valora para nada la industria local: creen que todos somos copia de algo que ya existe en el extranjero. Hay un trabajo mayor que es cambiar la cultura con que se entiende el vestir y el mercado de la moda. Ahí radica lo bueno de ser un proyecto autogestionado. Somos nosotros mismos tratando con cada cliente, conocemos de cerca a nuestro público e interactuamos con lo que les gusta y lo que no. Podemos arriesgarnos apelando a que apuntamos a un sector reducido del mercado, pero siempre nos vamos a encontrar con personas dispuestas a darle una oportunidad a nuestras ideas. En ese sentido es donde más resuena lo de ser un “club”, porque nos conocemos.

 

 

El streetwear nació dentro de la cultura del surf y skate de California entre los años 70s y 80s, influenciada por la estética del ‘Hazlo tú mismo’ del punk y el hip hop. ¿Creen que la marginalidad es parte de la esencia del streetwear?. ¿Es problemático que las marcas de lujo adopten este estilo?

Efectivamente el streetwear tiene una estética de marginalidad, la que celebra la decadencia de la cultura dominante estadounidense o su influencia económica. Sin embargo, en la actualidad el streetwear atraviesa un proceso en el que carece de ideología. De esta manera, cuando hablamos de esta estética, nos referimos a rescatar la cotidianidad de vestirte para salir a la calle. Por eso es tan interesante ver las marcas de lujo apropiarse de eso. Nos parece bien, porque al final se trata de meras transacciones económicas, donde existe una “cultura streetwear” pero que también se encuentra regida por una industria que necesita vender. Lo que ven las casas de lujo son las filas de cabros con plata esperando comprar el último “drop” de su marca favorita. Las colaboraciones con estas casas son un síntoma de lo poco y nada que tienen para ofrecer dentro de la contracultura las marcas masivas como Supreme, Off-White, Palace, etc. Por ejemplo, el grupo Carlye es un conglomerado de empresas y dueño del 50% de Supreme, pero también es la empresa financiera que administra las fortunas de la familia Bush y la familia Bin Laden. Tienen lazos comerciales con la principal empresa de vigilancia pública de Londres y, por si fuera poco, son los principales proveedores de armas en la guerra civil en Yemen. ¿Entonces de qué contra-cultura me puede hablar Supreme? ¿Con qué cara?

 

 

 

¿De qué manera creen que el streetwear puede re-significar el vivir en la periferia?

Creemos que el sentido del streetwear se basa en poner el foco en la calle, en las periferias, donde siempre ha habido un buen gusto que nace a partir de la necesidad, de vestirse bien con pocos recursos, y es una situación de doble filo porque también se apropia de este street-smart que tenemos en la periferia y lo vende a quienes tienen más plata. Sin embargo, ¿quién es uno para quitarle la oportunidad a un cuico de querer tener algo de nuestro estilo?. Al contrario, es una de las pocas veces en la cultura donde las periferias tenemos agencia sobre lo que se usa en el mainstream y sólo tenemos que aprovecharlo.

En los últimos meses han aumentado las agresiones a personas trans, lesbianas o gays,  recordado la gran violencia que experimenta la parte más marginalizada de la comunidad LGBTQI debido a su género y estrato social. Un tema que es posible observar en su polera con la foto de Hans Pozo, joven de Puente Alto que fue brutalmente asesinado debido a su condición social. ¿Por qué creen que en la actualidad la moda se ha vuelto cada vez más explícita políticamente?. ¿Cuál fue el mensaje que buscaban dar con la polera?. ¿Continuarán trabajando con la idea del ser homosexual y marginal?

Chile es un país profundamente clasista y homofóbico y no nos podemos confundir en esto: no seremos nunca un país desarrollado mientras sigamos siendo igual de clasistas y homofóbicos. Esta es una incomodidad a la que no nos podemos acostumbrar mientras no exista justicia para las más de 40 víctimas fatales y los cientos de casos de violencia homofóbica en nuestra historia. Esta incomodidad la llevamos como emblema los que estamos abriéndonos espacios en la industria de la moda, razón por la cual se ha vuelto política y explícita. Ya no son las mismas cinco viejas cuicas pasándose trabajos entre ellas, sino que hay toda una nueva generación de jóvenes, ansiosos por moldear la cultura con sus ideas e historias, de construir puentes entre el pasado y el lugar donde queremos vivir. De esa forma, nuestra polera de Hans Pozo tiene cierta trampa, porque es hermosa y tiene esta carga simbólica de querer darle agencia a este sujeto a través de un objeto. Pero al mismo tiempo es una conversación inevitable, apela a una incomodidad, la misma que vemos en el trabajo de otros diseñadores, stylist, fotógrafos y maquilladores que, además de hacer un trabajo profesional y hermoso, lo hacen propositivo y discursivo. Y seguir desarrollando esa conversación nos parece necesario.

 

 

 

 

Han mencionado que una de sus mayores influencias se encuentra en la literatura femenina chilena, especialmente en figuras como Stella Diaz Varín, Paulina Flores y Romina Reyes, siendo las últimas dos embajadoras de su marca. ¿Qué características ven en estas artistas que resuenan con la idea de Club Particular?, ¿Qué otros referentes (artistas, marcas, etc.) tienen a la hora de crear?

La literatura femenina chilena ha sido siempre la gran subestimada de nuestra cultura. Hasta hace no muchos años se le llamaba despectivamente “escritura de mujeres” a cualquier género en que la autora fuera mujer, siendo que las escritoras son, en la gran mayoría de los casos, mucho más superiores que los escritores consagrados. No obstante, esta situación otorga una libertad creativa con la que nos identificamos absolutamente. Somos fanáticos de nuestras amigas, quienes marchan a su propio ritmo, logrando abrirse paso y comunicando efectivamente su trabajo. En el caso de Romina o Paulina, tienen una voz fresca, que se distingue del resto por su talento y lo que tienen que decir. Nos inspira mucho más diseñar para gente como ellas que para el influencer de moda con millones de seguidores. En ese mismo camino nos inspira el trabajo de Ader Error, Nicolas Ghesquiere, Showstudio, Jurgen Teller, Pyer Moss, Jenny Holzer y Barbara Kruger. En Chile nos inspira todo el trabajo realizado por el grupo CADA, Mónica Bengoa, y la locura que es “La Nueva Novela” de Juan Luis Martínez, porque son referentes obligatorios que hay que visitar si pretendes definirte como “vanguardia” chilena.

 

 

 

Club Particular ha aparecido en medios internacionales, como Highsnobiety e I-D México. ¿Cuál es el verdadero impacto que logran estas reseñas y las redes sociales en general?. ¿Cómo se puede desarrollar una marca de interés mundial sin perder su identidad local?. ¿Con qué marca o persona les gustaría colaborar?

Las redes sociales son la piedra que estamos lanzando una y otra vez contra este gigante que es el clasismo en la moda. Fue por las redes sociales que todas las marcas de lujo están ahora cambiando sus logos a la tipografía “sans serif”, sin muchos adornos. Ya nadie quiere identificarse con esta idea de la casa de lujo inaccesible y elitista: el lujo ya no es rentable desde esa perspectiva. Hoy las marcas de lujo quieren ser cercanos, pasar casi por una marca independiente, destacarse más por su confección y diseños y menos por la polera blanca con el logo icónico. Y este es casi el único campo donde competimos de igual a igual. Los clientes que consumen por redes sociales son mucho más receptivos al valor agregado de una marca independiente, y es por medio de las reseñas internacionales que eso se amplifica. En Chile es necesario desarrollar un interés mundial para fluir hacia un interés local. Nuestra cultura es así y hemos tenido la suerte de que nuestro trabajo ha sido bien recibido internacionalmente, lo que ha traído como consecuencia ser reconocidos en la industria nacional. En el camino hemos ido editando nuestro propio discurso y convirtiéndolo en algo más exportable. Al final el aporte del streetwear chileno es el compartir un lenguaje que traspase las barreras de idioma, apelando así a la unidad de diferentes identidades, en libertad e independencia, bajo una misma cultura: la calle.

¿Planes para el futuro de Club Particular?

Hoy nos encantaría colaborar con una marca deportiva o de zapatillas, sería el siguiente paso lógico para lo que hemos estado trabajando, lo cual significaría ampliar nuestro público enormemente. Además, ya estamos colaborando con nuestros contemporáneos, trabajando en un encuentro con otras marcas cercanas donde podamos mostrar nuestra próxima colección. Queremos no sólo presentar nuestro trabajo, sino darle contexto. Decir “esta es nuestra colección y representa este momento de la moda en Chile, donde estamos todos los cabros juntos avanzando en la misma dirección, colaborando en un sistema donde se esperaría que estuviéramos destrozándonos”.

Puedes encontrar a Club Particular en www.clubparticular.com y en la tienda Proyecto Metanoia en Alonso de Córdova 4212.

 

 

 

 

 

 

 

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