Poco tiempo ha pasado desde que el diseñador chileno Martín Lüttecke decidió empacar sus cosas y volver de Europa para así lanzar su marca homónima en Chile. En su espalda carga las experiencias ganadas tras realizar pasantías en las conocidas casas de moda de Wales Bonner y Haider Ackermann, dos lugares que han marcado la ética y la metodología con la que creó su más reciente colección “Pensamientos Violentos”.
Esta colección está inspirada en la Europa de los años 60s y en el trabajo de diseñadores como Paco Rabanne y André Courrèges, quienes influenciados por la carrera espacial que distinguió la época, fueron pioneros en crear prendas que respondían a tendencias estéticas «espaciales» o futuristas, con un fuerte imaginario utópico.
“La colección fue creada mientras trabajaba en Londres, sintiéndome completamente fuera de contexto, teniendo problemas de comunicación y de identidad. Nació justo en un momento donde me estaba cuestionando quién soy, qué hago y por qué lo hago. Así, la colección se basa en una progresión, desde una silueta muy restrictiva, de colores oscuros, hasta una paleta de formas y colores muchos más experimentales, revelando así la evolución de la identidad propia», relata Lüttecke.
En este sentido, el diseñador recalca que su colección no se trata de una simple re-interpretación de clásicos, sino que más bien se relaciona con la exploración de sus experiencias personales, como la no pertenencia y la ansiedad de que algo mejor suceda; cuestionamientos propios de la humanidad y que serían la base de su marca.
“No me gusta encasillar mi trabajo, ya que no siento que sea exclusivamente latino o sesentero. Me gustaría decir que mi marca se trata de algo auto-biográfico, ya que cuando trabajo en una colección no me baso en un estilo, sino que se trata de una idea nacida de muchas referencias. Mi historia puede ser contada desde lo sesentero o desde lo punk, ya que la moda tiende a mirar al pasado, sin embargo, es necesario que al final del día siempre volvamos al presente, re-contextualizando el referente, para que así se sienta contemporáneo“, admite.
¿Crees que la ropa puede producir un cambio a nivel social o solo se trata del resultado de un fenómeno o contexto?
La ropa genera un cambio cuando la gente le da un propósito y cuando hay un compromiso con ese cambio. Muchas marcas usan temáticas (género, raza, etc.) para colgarse y parecer ‘inclusivas’ o ‘ecológicas’ y, en mi opinión, no hay nada menos honesto que usar temas políticos/sociales con fines comerciales, puesto que esta decisión debería nacer desde la guata. La industria textil es una de las más contaminantes, pero cambiar eso no sólo es responsabilidad de las instituciones sino que debería nacer desde los clientes, entendiendo que es mejor tener menos ropa y comprar piezas únicas, y no miles de H&M, las cuales terminan por destruir el ecosistema con lo desechable de su calidad. Por otra parte, la indumentaria genera códigos los cuales, la mayoría de las veces, más que promover una libertad generan represión. Yo creo que estos códigos no se van a eliminar nunca, pero lo que si podemos hacer es tomarlos y romperlos a nuestro favor. Eliminar los códigos de vestuario sería un error, ya que son entretenidos y le dan un ritmo a la vida social, sin embargo, no debemos olvidar que la indumentaria puede liberarte cuando te logras ver inmerso en cualquier contexto y logras seguir siendo tu mismo.
Esta idea de llegar a ser uno mismo, explorando tu interior y rompiendo las normas sociales, puede ser vista en el carácter neutral con la que está pensada la marca Martín Lüttecke, la cual, aún cuando se clasifica como womenswear, siempre fue pensada para ser utilizada tanto por hombres como por mujeres.
“La decisión de introducir una variedad de géneros en mi marca no nace desde la idea de ser ‘inclusivo’ o usar la sexualidad como un elemento moderno para categorizarme de la misma manera. Simplemente incluyo hombres en mi trabajo ya que es la única forma de poder situarme a mí mismo dentro de la historia. Sin embargo, creo que la no-separación por género en la industria sigue siendo una utopía, tanto a nivel internacional como nacional.”
¿Crees que Chile continúa legitimando el diseño internacional por sobre el nacional?
A mi parecer el real diseño latino no se ve en los diseñadores de la zona, sino que se ve en las ferias callejeras y, sobre todo, en las regiones del país. El diseño latino existió, pero como se fue perdiendo el orgullo por él terminó estancándose y no evolucionó, muchas veces siendo tomado como un cliché.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Mi meta a largo plazo es poder seguir desarrollando mi propio lenguaje en la moda y para eso tengo que poder sustentar mi marca y a mi equipo. Parte de este trabajo es involucrar a las personas, diseñar aislado no tiene sentido, porque la moda es un punto medio entre arte y comercio, por lo que me encantaría lograr encontrar una audiencia joven que responda a mi trabajo. Sin embargo, no soy de la idea de tener un crecimiento explosivo de un día para otro, ya que mis diseñadores favoritos siempre han sido aquellos que tienen un crecimiento orgánico y logran después de un tiempo establecer una estética reconocible. En Octubre lanzo la nueva colección Primavera Verano 2020 la cual está bastante avanzada, y eso me tiene muy entusiasmado y trabajando harto. En ella me propuse mantener la filosofía de la marca, continuando la historia de mi protagonista de Pensamiento Violentos, pero situado en un tiempo/espacio completamente diferente.