Columna
23/04/2020
Texto: Cindy Wen
Texto: Cindy Wen
23/04/2020

De toda nube gris resplandecen destellos

En las últimas décadas, la industria de la moda ha tenido una relación tóxica con el medio ambiente, conviertiéndose rápidamente en la segunda industria más contaminante del mundo. Cindy Wen tiene solo 21 años y es la creadora y diseñadora de la marca Radélica, buscando generar nuevos lazos entre la moda y la sustentabilidad. Hoy en día, son los jóvenes los que lideran la lucha contra el cambio climático, y le pedimos a Cindy que nos confiara sus pensamientos al respecto.

 

 

Es Marzo 2020

 

Escribiendo en cuarentena desde mi casa en Santiago, rápidamente las hojas de los árboles verdes se destiñen para opacarse entre los amarillos, naranjos y ocre. Afuera nos enfrentamos contra una pandemia global, un tiempo histórico y crítico para la humanidad. Es cuando no podemos dar ni un paso fuera de casa, que comenzamos a dimensionar el valor de lo físico forastero, la interacción carnal y nuestra libertad. Reflexionemos lo que está realmente bajo amenaza: nuestra salud, nuestros seres queridos, nuestra futura existencia en este planeta.

 

El cambio climático siempre ha sido un tema controversial. ¿Le creemos a los medios, al gobierno o a la ciencia? Sea como sea, en 1988 se estableció que el calentamiento global inducido por los seres humanos es verídico. Una declaración que hoy en día aún es cuestionada y refutada por agentes de Estado que dirigen importantes acciones políticas como Trump o Bolsonaro. Personajes dispuestos a explotar los recursos naturales de su país con tal de generar utilidad y rendimiento económico, sin importar las consecuencias.

 

No somos conscientes de que el cambio en las lluvias en el país ha alterado la producción de alimentos, y no entendemos cómo eso afecta el precio de la canasta familiar. Pero de toda nube gris resplandecen destellos. Es así como las vislumbres de un planeta digno se ven rescatadas por lxs jóvenes del mundo, que luchan por un mejor futuro para ellxs y las próximas generaciones. Iconos como Greta Thunberg, que con menos de dos años de activismo ya la hemos visto hablando en la ONU y COP 25, en la lista de Forbes top 100 “Mujeres más Poderosas”, y que en 2019 fue nombrada persona del año por TIME y nominada al Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose en la nominada más joven en la historia. Su mensaje y activismo colectivo nos ha llevado a cuestionarnos quiénes son los responsables después de todo y ejercen su poder para los cambios.

 

Mientras el tiempo pasa, seguimos bajo una Constitución creada hace 30 años atrás. ¿Y ahora a qué Presidente tú le creerás?

 

Mientras el tiempo pasa, lxs niñxs de hoy aprenden bajo un sistema educativo, que no les trae nada si el CAE se los come vivxs.

 

Mientras el tiempo pasa, gastamos y consumimos más de lo que necesitamos, probablemente más de lo que antojamos.

 

Mientras el tiempo pasa, empresarios se ahogan más en el valor bolsa de una acción, antes que el bienestar y la salud de una nación.

 

Mientras el tiempo pasa, las industrias siguen contaminando y bosques se queman, a un ritmo deplorable colapsando ecosistemas.

 

Mientras el tiempo pasa, siguen habiendo familias en el mundo muriendo de pobreza y sin acceso a agua potable.

 

Mientras el mundo pasa, el tiempo se nos va de las manos para luego preguntarnos: “¿Qué hicimos para no ser razonables?”

 

El calentamiento global es una cosa de tiempo: los últimos cinco años han sido los más calurosos de este siglo. Pero el cuestionarnos sobre la raíz de esta problemática, tomar acción y ser cómplices de la solución será lo que nos preparará para lo que se aproxima, siendo que este Coronavirus no será lo último. En tanto nuestra emisión de CO2 continúe al ritmo que va, el permahielo en el Ártico de miles de años se va derritiendo, trayendo consigo bacterias encapsuladas y desconocidas. Sin embargo, esta información por más impactante que sea, se hace tan ajena a nuestra realidad que su relevancia en nuestro día a día se vuelve inexistente. Viviendo de un fenómeno psicológico llamado el efecto “espectador”, suponemos que otras personas serán quienes resuelvan este problema.

 

¿Qué estamos esperando para darnos cuenta que un cambio, por más pequeño que sea, es mejor que ninguno? ¿Qué tanto cambio haré yo si dejo de consumir tal cosa? Tu compra es equivalente a un voto para que esas empresas sigan creciendo y desarrollándose. Trabajando con el fin único de lucrar, estas compañías deshonestas y tóxicas también se encuentran dentro de la segunda industria más contaminante, después de los grandes aceites petroleros: el fast fashion.

 

La industria de la moda que trabaja 24/7, imparables, de temporada en temporada, descuentos sobre descuentos, ventas sobre ventas. Es de los rubros más injustos y egoístas; desde la plantación de la materia prima usando pesticidas, la esclavitud en países de tercer mundo hasta la explotación laboral, sin mencionar los sueldos denigrantes. Aún así, el retail sigue siendo de los mercados donde se fluctúa más dinero en el comercio actual. Hoy en día ante la pandemia global, esta industria billonaria se ha visto obligada a cerrar la mayoría de sus tiendas físicas, reducir su producción y anular todo en el calendario a último minuto en todas partes del mundo.

 

Las redes sociales y el comercio digital optado por muchas marcas han sido el único canal con flujo de ventas y comunicación. Pues es en plena recesión que la industria de la moda entendió que necesitan respirar. Marcas de streetwear y lujo se han replanteado si realmente es necesario tantas colecciones en un año, cápsulas, colaboraciones y producción. De igual manera, la aparición de nuevas marcas con misión sostenible e iniciativas de empresas inclinándose a un sistema más ecológico ha crecido exponencialmente. Usemos este mismo tiempo de reflexión para volver a la raíz de esta problemática, preguntémonos de dónde viene nuestra ropa y a qué industrias les darás tu voto.

 

 

Abril 2020

 

Seguimos en cuarentena. Con ansiedad pero presentes ante una existencia tan desastrosa como la sentimos, pero no tanto como la vivimos. Esta pandemia nos ha cerrado el espacio físicamente, reflejándose tanto en las cuatro paredes de una habitación como en nuestra mente. Con el apuro de querer volver a la normalidad, reconsideremos qué partes de nuestra normalidad realmente valen la pena volver.

 

Se me hace difícil hablar de la sustentabilidad en la industria de la moda, cuando en nuestro propio país se siguen violando los derechos humanos básicos de muchas personas. Recordemos que la pobreza también es mortal. Pero confío en la evolución de las personas en el tiempo y sus constantes cambios de comportamiento. Al final del día somos y seremos nosotrxs quienes cambiarán el sistema. Es esa curiosidad despierta, demandando soluciones radicales, cuestionando nuestro aprendizaje, exigiendo transparencia, lo que nos lleva a cavilar dónde fallamos como comunidad.

 

Esta pandemia nos ha mostrado lo frágil que somos como sociedad si no trabajamos en conjunto. Puede que ya nos sintamos indefensos ante el sistema, pero que nuestras acciones frente a futuros acontecimientos sea lo que nos guíe a ser las personas que queremos ser, construir el mundo en el que queremos vivir. Apoyemos a nuestras marcas locales, trabajemos de manera colaborativa, votemos por industrias que sí consideran a las personas y el planeta. Despertamos, y eso nos hace conscientes ante la realidad remota en el que vivimos y el futuro que nos espera. No nos volvamos a quedar dormidxs.

 

Cindy Wen

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