Entrevista
05/06/2020
05/06/2020

Las inquietudes de Felipe Prado

Diseñador de profesión, es imposible encasillar el trabajo de Felipe Prado. Guiado por su amor por la música y sus cuestionamientos e inquietudes, ha formado una multifacética y destacada carrera en la fotografía, el mapping y la creación y dirección de videoclips. Conversamos con el artista sobre su trabajo y sobre cómo la dispersión puede abrir diversos caminos.

 

Su primera cámara fue una réflex rusa Zenit XP12 que le regaló su papá cuando estaba en el colegio. Ahí descubrió lo mucho que le gustaba salir a caminar, conectarse y fotografiar su entorno. A los 24 años, Felipe Prado decidió que no hablaría más de su edad. También decidió, después de tomar un electivo de fotografía en la universidad, dejar de estudiar Licenciatura en Física y estudiar diseño y volver a caminar, cámara en mano,

 

Hoy, con una multifacética carrera en la fotografía, el mapping, los videoclips y las artes mediales, admite que, al dejarse llevar por sus muchas inquietudes, la dispersión le ha provocado luchar contra la ansiedad y la falta de concentración. Pero a la vez, esa misma intuitiva búsqueda es lo ha hecho descubrir intereses inesperados y valiosos y, finalmente, destacar en distintas áreas.

 

Uno de sus últimos proyectos, Picto Sender Machine, una instalación lumínica interactiva que se puede clasificar como post-fotográfica, ha sido expuesto en Qatar y Ámsterdam, y consiste en una gran “cámara” instalada en un espacio público que permite a las personas fotografiarse, jugar y compartir de manera interactiva.

 

 

 

Has mencionado recientemente que te angustiaba no saber cómo innovar en fotografía, y que continuar haciendo fotos te parecía un sinsentido. ¿A que te referías precisamente con eso? ¿Crees que es un desafío constante en el artista el innovar?

 

Tiene que ver con que tengo muchos intereses y no dedicarme plenamente a la fotografía me hace ser muy repetitivo en ello. No alcanzo los resultados que quiero. La fotografía tradicional requiere más tiempo: experimentación, observación, conocerse más a uno mismo o conocerse como fotógrafo. A la vez hay una sobre información de imágenes en redes sociales, que a ratos te deja con esa sensación de que ya no hay nada más por hacer. Ahí me he quedado atrapado mucho también, en la trampa de la comparación. El proyecto Picto Sender Machine, que instalé en el Ámsterdam Light Festival el 2018, me ayudó a salir de ahí, y quiero seguir en esa línea de trabajo, pues es donde se me hace más fácil reflexionar sobre la fotografía. Creo que hay varios caminos para innovar. La co-creación siempre ayuda, compartir proyectos con amigos, generar crossovers interdisciplinarios o destruirse y poner en duda toda tu obra por un tiempo, guardarte oficialmente.

 

 

 

 

¿Cómo fue tu aproximación al mapping?

 

Hace ocho años armamos una oficina en común con Telefunken (ahora Funken). Ahí conocí la técnica y los referentes de ese mundo, y el resto es solo práctica con un proyector, tutoriales, ensayo y error. Con el tiempo los proyectores han bajado de precio bastante y hay muchas opciones de software libre para empezar a practicar. Empecé con un proyector usado que me costo $30 mil pesos y el software Madmapper. El problema es desarrollar contenido en movimiento específico para la superficie a mappear, sacarle partido a la técnica.

 

En paralelo a sus trabajos de fotografía y mapping, y sin tener educación formal o conocimientos previos, Prado comenzó a incursionar en el mundo audiovisual, específicamente en el mundo del videoclip. Colaboró en la postproducción, dirección de foto, cámara y montaje en algunos videos de músicos y bandas chilenas, y co-dirigió junto a Paulina Giustinianovich, en Enciclopedia Color. En 2016 consolidó su nombre como director al ganar un premio Pulsar a Mejor Videoclip, por la dirección del video de Sol a Sol, de Planeta No. Y este año, está nuevamente nominado en la misma categoría, por la dirección del video de Amar en Silencio, de Pedro Piedra.

 

En cuanto a los videoclips, ¿cómo ha sido tu experiencia en ese rubro?

 

Ha sido extraño y lento porque no vengo de ese mundo, me costó entrar ahí desde cero por miedo y por desconocimiento total de los procesos de rodaje. Al principio empecé probando sin saber nada, dirigiendo algunos videoclips que hoy me avergüenzan. Como no tengo formación audiovisual, trabajo con las herramientas que me ofrece el diseño y la dirección de arte. Eso ha sido bueno y malo a la vez. Por un lado empecé libre de prejuicios, lo que me entregó mayor libertad al momento crear. Lo negativo es que me costaba armar equipos al principio, no sabía como traspasarles mis ideas o derivar responsabilidades en el proceso. Ahora creo que he logrado establecer un sello y enfrento más tranquilo esos proyectos, además tengo un manejo técnico de la situación. Antes era una mezcla de sentimientos buenos y malos, mucho vértigo.

 

 

 

 

Tu trabajo es increíblemente multifacético. ¿Cómo se ve eso reflejado en tu vida? ¿Es un desafío constante el estar enfocado en muchos proyectos diferentes de manera simultánea, o disfrutas de esa multiplicidad que te ofrece tu trabajo? 

 

Desde que era chico me aterraba la idea de dedicarme solo a una cosa. Para mí no tenía sentido especializarme en algo. Así voy trabajando, switcheando entre una cosa y otra. Puedo afirmar que ahora lo disfruto plenamente, pero me costó superar la ansiedad que conlleva no poder avanzar a la par de alguien que solo se dedica a una cosa. Eso me quitó muchos años de sueño, pero la cosa fue mejorando en la medida que los resultados en cada campo en los que me inmiscuí se fueron acercando a lo que quería. Pagué caro por eso, estuve deprimido mucho tiempo. Ahora sé que me falta harto en cada disciplina, pero estoy tranquilo.

 

Varios de tus últimos trabajos se enmarcan en el extranjero, ¿cómo ha sido tal experiencia? 

 

Creo que lo más complicado de salir es atreverse a proponer algo y romper la barrera de los prejuicios e inseguridades que uno mismo construye. La primera vez salí con mucho miedo: estando allá me di cuenta que muchxs se parecían a mi y no habían diferencias abismales en las propuestas artísticas. Pero fui ganando seguridad y se me abrió un mundo. También frena mucho caer en esa visión neoliberal de la competencia. Hay que dejar de compararse, avanzar lo más tranquilo posible, entender que somos como una familia global de freaks que hacemos cosas creativas. Lamento no haber tenido la visión y valentía suficiente de probar suerte afuera antes porque es una de las cosas más enriquecedoras que me han pasado desde el punto de vista creativo.

 

 

 

En cuanto a esto último, ¿cómo ves la escena artística y cultural chilena en relación con los otros países en donde has trabajado? ¿Crees que existen mayores oportunidades para los artistas chilenos acá en Chile o fuera del país?

 

Si bien soy partidario de que tenemos que levantar nuestra propia industria y luchar por ello, hay que aceptar que afuera hay una red consolidada, con mayores oportunidades e instancias y es más fácil sobrevivir como artista en un país desarrollado que en Chile. Acá solo puedo producir lo mío entre pausas de periodos de trabajos remunerados. Otro punto importante es que acá es raro el cruce interdisciplinario: todo es muy de nicho y no sabemos mezclarnos. Dejando de lado el pobre aporte del estado y de los privados, la industria local también se auto sabotea si no hay sinestesia.

 

¿En que proyectos estas trabajando actualmente? Y, ¿tienes algún proyecto en mente para el futuro del que nos puedas contar?

 

El coronavirus transformó completamente mi calendario anual. Tuve que dejar muchas cosas a medio camino postergadas, otras las estoy adaptando como sea al nuevo panorama. Con Bad Layer estamos armando una obra más concreta y con Paz Court estaba haciendo algo similar, una especie de concierto visual/video mapping que tenía hasta fechas de estreno en septiembre en Chile y noviembre en México. Afortunadamente, este año alcancé a grabar tres videoclips en Japón  en marzo, y en este momento les estoy haciendo la postproducción. No son videos ambiciosos: los busqué para crear vínculos y ganar experiencia en el extranjero. El primero de estos se lanazará ahora en junio.

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