Reportaje
29/09/2020

Rebel

Bastián ha nacido dos veces: el 20 de junio de 1995 y el 31 de octubre del 2016. Rebautizarse no ha sido fácil: se perdió en el camino y muchos fantasmas que estaban escondidos tomaron sentido. Su segundo nacimiento significó más que el primero. La génesis de Rebel fue el enfrentamiento, la catarsis, el antes y el después. Conversamos con ella sobre sus inicios como drag queen, la responsabilidad social de los artistas queers y su más reciente proyecto musical “Sugar Baby”.

 

 

Pareciera que Halloween es la excusa perfecta para los dragqueens imaginarios, aquellos que solo se transforman en el inconsciente, en una idea, en una posibilidad. La Noche de Brujas emerge como el contexto en el que ese imaginario se concreta, donde el deseo reprimido se vuelve en realidad.

 

Hace cuatro años, rodeada de amigas y en la oscuridad de la noche, ocurrió ese tipo de milagro y por primera vez se vislumbraron las luces de Rebel, la otra mitad de Bastián, que en ese entonces aún no tenía nombre. Todo quedó entre cuatro paredes. Nadie más vio el maquillaje corrido ni los labios carmesí, pero no fue necesario que la mirada pública conociera a la Rebel aún, lo que bastaba era el reflejo de su cuerpo en el espejo: liberada y a la vez atrapada.

 

Y entre depresiones y una inquietud sin resolver, la utópica idea de la niñez sobre estar en un escenario cada día tomaba más fuerzas en su cabeza. En silencio, producto de una lucha interna que se aplazaba y escondía bajo la alfombra, la nueva parte de Bastián crecía y ya no podía ser evitada.

 

“Encontré algo en mí que de verdad me mueve y me permite levantarme. Es mi salvación en muchos sentidos. Me salvó de una depresión horrible, me salvó de mí misma”, admite.

 

Sin embargo, ¿cómo bautizarse a sí misma? Los días posteriores a la primera vez, el alter ego de Bastián no tenía nombre, pero sí tenía espíritu: una mujer de personalidad fuerte, como se sentía en la privacidad de sus pensamientos y una oveja negra, como era conocida en la privacidad de su familia. Y así, como una luz en su mente, apareció Rebel, que nace de la rebeldía propia y la aprendida de otras mujeres.

 

“Con el tiempo todo cobró sentido, siempre fui la rebelde de mi familia. Y no quise desperdiciar eso con Rebel y funcionó perfecto. Amo vender la idea de ser una perra con cerebro y empatía, para mí serlo es representar a un tipo de ser humano que está dispuesta a todo, es querer ser alguien que antes no fui”, asegura.

 

Un año después, Bastián y Rebel ya se comunicaban, y a pesar que una parte es un personaje, también fue un ángel guardián. Penas, sentimientos reprimidos, identidad escondida, para cada espacio en conflicto de su mente, Rebel llegaba como tal heroína a comerse al mundo. Y si bien en un principio todo era incierto sobre lo que le esperaba como dragqueen, sacó valentía desde profundidades de ella misma que ni siquiera conocía y decidió lanzarse al escenario: no había nada más que perder, pero mucho que ganar.

 

 

El dicho cuenta que «la sangre es más espesa que el agua», pero ¿qué sucede cuando aquello te da la espalda? Los lazos sanguíneos no siempre son lo correcto ni el amor fraterno se encuentra en todo seno familiar, especialmente en personas lgbtqi+ donde el hogar muchas veces está fuera de la casa. Cuando eso sucede, hay lazos que desafían lo convencional y familias que más que un concepto, son una historia.

 

Así se podría definir a la Haus Esmeralda, la familia de Rebel. Cuatro hijas, la tía y una madre, Neptune Keller, formaron un espacio de protección y unidad, donde los almuerzos familiares se transformaban en espectáculos de voguing y los deseos más escondidos de la identidad no eran pensamientos reprimidos, sino que liberaciones de visibilidad.

 

Aquel trabajo en equipo y apoyo emocional se convirtieron en la clave fundamental para cada paso que Bastián decidió implementar en Rebel. La Haus es la calma para sus impulsos y a la vez su clave para encaminarse a lo que realmente quería: estar sobre un escenario.

 

Su comienzo fue en Versus Drag Queen 2, un programa de competencia online donde Rebel, joven y novata, logró el sexto lugar a nivel nacional y una fama producto de su talento y carisma. Y a pesar del éxito vertiginoso que comenzó a vivir luego de su participación en aquel certamen, como abrir shows para participantes de RuPaul’s Drag Race y cantantes como Pabllo Vittar y Paloma Mami, sus objetivos comenzaron a madurar.

 

Ya no solo eran los brillos lo que la motivaban, como fue en sus inicios, ahora era aprovecharse de su espacio para hacer algo: utilizar la plataforma para hablar, visibilizar y establecer a la comunidad lgbtqi+, en especial foco la trans, como una posibilidad real.

 

No fue un ranking ni las luces lo que definieron la historia, sino que la gente. Personas de todas las edades se identificaron con el relato puesto en escena y la personalidad de una drag que jugaba y rompía estereotipos, mientras llevaba la bandera de lucha trans a cada escenario que fuera posible. Eso tocó hondo en Rebel, pero más hondo en Bastián.

 

“Esto lo llevo como bandera de lucha y siempre va a estar primero en mis prioridades. Y si bien, tengo muy claros mis privilegios, creo que si las cosas se hacen desde el respeto y amor, no debiese pasar a llevar a nadie. ¿Y cómo quiero hacerlo? A través del neo perreo, porque es música para los raros, es perreo para las disidencias. Es la travesti teniendo un lugar real en el escenario” , asegura.

 

 

 

En el verano, antes de comenzar la cuarentena, Rebel recibió una noticia que cambió su vida. El productor y escritor musical Neven Ilic le ofreció grabar una canción que había escrito para ella luego de asistir a uno de sus espectáculos y enamorarse por completo de su personaje. A las dos semanas después de esa propuesta, Sugar Baby ya estaba grabada en el estudio y en un mes se realizó el rodaje del videoclip. El sueño tomaba forma.

 

Sin embargo, la llegada de la pandemia retrasó todos los planes que armaban este proyecto. Rebel ya no podía pisar un escenario. Así que encerrada en su habitación, decidió lanzar su single de todas formas y actuar según lo que le parecía más correcto: “hacer de todo en esta vida, menos dejar de luchar”.

 

“Estoy viviendo una catarsis que llegó en el momento indicado. Ha sido difícil todo esto del encierro, me pongo a prueba todos los días. Por eso, Sugar Baby a pesar de ser una fantasía, es una manera de salir de esta mierda”, cuenta.

 

 

La canción, que cuenta con más de 10 mil reproducciones en las plataformas de Spotify y Youtube, no sólo fue la clave en la carrera de Rebel, sino que también culminó con el enfrentamiento que existía en el interior de Bastián. Su “yo humano” era lo más difícil de comprender, ya que ahí estaban muchas trancas estacionadas a las que se negaba, pero Rebel abrió la puerta a todos esos fantasmas y le dio el impulso para abordar este proceso de identidad.

 

Ahora, las cosas son claras. Lo siguiente es seguir trabajando en la música, lanzar un EP y posicionarse como la dragqueen que perrea, entrar en un mundo que día a día da más espacio a las disidencias y llegar a las personas que necesiten esta clase de identificación.

 

Porque, ¿quién sabe? Hace 4 años, en una noche de Halloween, la historia de Rebel comenzó y la de Bastián renació. Y así como ese travestismo que osciló entre la culpa y la pasión, existen muches jóvenes que se miran al espejo queriendo ser alguien más.

 

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