11/12/2020
11/12/2020

Pablo Lincura y los colores de su arte multicultural

Lincura significa “Piedra Blanca”. Esa es una de las pocas cosas que Pablo aprendió sobre ser mapuche por parte de su familia. Admite que su padre no alcanzó a recibir una crianza mapuche ni aprender sobre la cultura, pero siempre que le decía el significado de su apellido lo decía con orgullo.

Cuando llegó a estudiar a Santiago, vivió en un hogar indígena, lo que le permitió involucrarse e ir aprendiendo de la cultura mapuche, y el 2007 tomó un electivo de lengua y cultura. A los 23 años y a las dos semanas de egresar, se fue a estudiar a China tras ganar una beca. También viajó tres meses por Tailandia y entremedio hizo residencias artísticas en Europa: estuvo un mes en España, un mes en Macedonia y dos en Serbia. Alejándose cada vez más de la cultura occidental, la inquietud y curiosidad de Pablo estaba en gran parte alimentada por su fascinación por otros idiomas. Viviendo en China hizo clases de español, y ahora en Chile hace clases de chino. En febrero de este año, retomó sus estudios de Mapuzugun en un internado lingüístico en Tirúa, lo que inspiró profundamente su quehacer artístico.

Entre la pintura y los idiomas, también quedaba espacio para incurrir en la creación musical. En 2015 hizo una canción en chino, y este año se le ocurrió hacer lo mismo pero en Mapuzugun, creando un cover de “Tal vez me estoy enamorando” (Ayülgelu txokiwün) de Nicole, que lanzó esta semana.

 

 

 

 

 

¿Cómo nace el proyecto de canciones pop en Mapuzugun?

 

Yo sé que no es música que los mapuche escuchen, pero lo hice como para mapuchizar estos símbolos culturales como lo son las canciones pop icónicas, y llevar el mapuzugun ahí donde las masas lo puedan recibir. Depende de todos quienes estudiamos esta lengua que se mantenga viva. Además, el chileno promedio jamás ha estado expuesto a escuchar el mapuzugun, como sí ha ocurrido a la inversa de forma obligatoria. Por otra parte, en China estaba chato de ser el «latino» para el resto, más encima hablando y enseñando puros idiomas coloniales: español, inglés y chino. En algún momento me vi a mí mismo y me sentí inconsecuente, así que en vez de hacerla en otro idioma, sentí que lo más coherente era en mapuzugun.

 

 

¿Quiénes habitan tus pinturas? ¿Qué inspira tu arte?

 

Me gusta como está planteada la pregunta, porque creo que mi forma de pintar se trata de hacer personajes que habitan un mundo que los acoge. He retratado hombres desnudos, travestis o de sexualidad ambigua, también a mujeres de la farándula chilena. Un imaginario desde la disidencia sexual y disidente de la decencia, elegancia y esos conceptos, en el fondo, coloniales. Me inspira luchar contra eso a través de los personajes que pinto. En un comienzo busqué mucho lo guachaca, popular, marginal, y siempre voy sacando elementos, colores de ahí. Me atrae mucho la estética de lo flayte, lo colorido, recargado, lo no apolíneo si se pudiera llamar así. Por eso cuando pinté los cuadros de la Luli y la Tigresa del Oriente le puse harto cariño, y traté de plasmar ese espíritu en esos retratos.

 

 

 

 

 

 

¿De qué manera las diversas culturas que conoces inspiran tu arte?

 

En todo el tiempo que estuve en China pinté varios desnudos masculinos, con la idea de exoticización o cosificación de los cuerpos dependiendo de su procedencia étnica. En el inconsciente colectivo existe esa idea de que un negro trae una carga erótica diferente de un rubio o un asiático. Ahora que lo veo más desde afuera, todos esos retratos masculinos eran en parte respuesta a eso que me pasó a mí también siendo latinoamericano en Asia, y rodeándome de gente de diferentes países, cada uno con su propia estética y parafernalia cultural. Allá también hice una serie de cuadros de pequeño formato que les puse «Lamento Tropical», como una forma de ver qué tanto de eso había en mí también, qué tan latino podía ser yo según el personaje que me atribuían los demás. Ahora que estoy de vuelta acá en Chile, estoy con el rollo del cuerpo mapuche y el límite con lo folclorico y la idealización. Hay que ver qué va saliendo de ahí.

 

 

 

 

 

 

¿Cómo aprendiste Mapuzugun?

 

La primera vez fue el 2007, cuando tomé un electivo en la facultad de artes, Lengua y Cultura Mapuche, impartido por el profesor José Ñancucheo. De ahí me quedé estancado harto tiempo hasta que participé en febrero de este año en un internado lingüístico organizado por la asociación Mapuzuguletuaiñ. Después de esa instancia me puse a estudiar por mi cuenta y tomé clases por zoom con el profesor Sergio Marinao, que ha sido un gran apoyo. Ahora también estoy en un curso de Mapuzuguletuaiñ con la profesora Sofía Huenchumilla, y trato de tener más o menos la misma metodología de estudio que he tenido con los demás idiomas que he estudiado. También este año tomé un curso de lengua maya, y ha sido todo un descubrimiento, estoy súper entretenido haciendo todo esto de estudiar lenguas originarias de Abya Yala. Es algo que todos deberíamos hacer, mínimo al estar ocupando estos territorios.

 

 

¿Crees que ha crecido el interés por la cultura mapuche y el Mapuzugun en el último tiempo? 

 

Ha crecido el interés y los recursos educativos. El 2007 me acuerdo de haber buscado en internet materiales de estudio, pero no encontraba nada de calidad. Hoy en día hay material espectacular creado por la gente Mapuzuguletuaiñ y Kimeltuwe. Lo percibo también en la juventud de ahora, con ánimo de descolonizarse, mucho mapuche veinteañero yendo a internados lingüísticos en el verano. Este año estuve en uno en Tirúa y fue una experiencia maravillosa, lo mejor del 2020. Conocí gente muy bella y gracias a eso me puse a estudiar brígidamente este año, para poder hacer el proyecto que estoy haciendo ahora.

 

 

¿Qué recibimiento ha tenido el proyecto de canciones pop en Mapudungun y qué planes hay para el futuro?

 

He recibido hartos buenos comentarios, harta gente ha visto los videos, y como tiene una temática sutilmente homoerótica, tampoco ha pasado desapercibido. Y planeo seguir haciendo covers, y entremedio una que otra canción mía.

 

 

 

 

 

 

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