Columna
07/02/2022
07/02/2022

Amor de amigxs

Hace un par de domingos fui con la Gabs y mi roomate, la Fer, a comer unos hongos a la Villa Olímpica. Quería recuperar ese espacio, porque yo crecí ahí y el primer año de pandemia la pasamos en esos blocks con mi ex. Le agarré miedo desde entonces, y estaba segura de que con hongos y mujeres como ellas podía reescribir y recuperar la Villa. Llevamos un mini picnic, una frazada, la Fer llevó un saco de dormir, té, nueces, dos mazos y nos sentamos en el pasto a tirar cartas y pensar en nosotras. La Gabs le hablaba a la Fer y yo muy drogada con los honguitos la miraba y sentía ganas de besar sus pupilas. Nunca nos hemos dado besitos con la Gabs, pero no tengo apuro. Estoy enamorada de ella de una forma trascendental y necesito entender esto del amor de amigxs antes de ponerle ese último ingrediente a nuestro vínculo, a nuestro amor. Esa noche dormimos juntas y en la mañana, a penas abrió los ojos se dio vuelta y me abrazó. Yo veía reelsy le hacía cariño en su pelo crespo, y pensaba, por qué le habré entregado este cariñito a tanto sacohuea, y a ella, que le besaría las pupilas, nunca. ¿Por qué nunca dormimos juntas? Y ella no es la única persona de la que estoy enamorada. Es una lista larga. Personas a las que le entregaría mi corazón latiente en las manos, para que hicieran con él lo que quisieran. No así mi cuerpo. Ni mis besos. O mis celos. Pero sí mi corazón. Y ahora conocí a un cabro. Nos pasamos una semana tirando y fumando, conectando vertiginosamente, y yo fantaseo con que me quiera como amiga.

 

 

 

 

Justamente ese día en el pastito de la Villa, en la epifanía psicodélica, les confesé a las amigas que temía por mi salud y quería dejar de fumar. Y eso estoy haciendo. Se supone que es para estar mejor, tener una mejor vida, pero desde aquí dejar de fumar es puro autoflagelo. Este es mi tercer día sin fumar y siento que me estoy haciendo daño. Aunque la semana pasada, que pensé todos los días en el momento en que no me comprara más tabaco y empezara el tormento, fumé más que nunca. Como dije, conocí a este cabro. Él dice que no fuma, pero compartimos todos los tabacos. Es peor. Fumamos más. Acabamos de salir de esa catarsis de no poder dejar de verse y tirar y conversar y fumar. Y no dejé de pensar ni un segundo en que esa era mi última bolsa de tabaco. Que el pucho es amor, el despucho es desamor. Y me autoflagelé de otras maneras también, no usando condón y tomándome ayer una píldora del día después. Así que escribo esto directamente desde la locura artificial -pero no menos válida- de jugar con mis hormonas, y lo hago porque sé que este estado me impide ignorar las señales. Me vuelvo impulsiva, retorcida. Le escribí al cabro, le pregunté si le hubiese gustado ser mi amigo, aunque no me hacía falta una respuesta. Más autoflagelo, supongo. Quiero que me quieran como amiga, o que me abandonen.

 

Me complico. Estoy confundida. Me duele la cabeza. Mi corazón se desenmarca. Porque hace poco estuve enamorada de un amigo y tuve que extirpar de mí esos dos afectos: el enamoramientoy el amor de amigxs. Siento que estoy haciendo malabares con dos cosas demasiado importantes. Era mi sueño poder dormir en una misma cama con él, tranquilxs, quizá incluso abrazadoxs, escuchar un par de canciones y quedarnos raja sin sentir deseo. Sin sentir enamoramiento. El amor de amigxs se volvió mi ideal y no poder habitarlo me hiere. A él ya no puedo verlo, quererlo como siempre, contarnos cahuines, armar hueveo, jugar a ser cupido con la gente que conocemos, trabajar juntxs, se acabó. Es una mierda esto, una mierda perder a alguien porque se confundieron las cosas y ya no puedo ser su amiga. Y yo soy buena siendo amiga. Soy paciente, extremadamente leal, me involucro, muevo el cielo, el mar y la tierra cuando me necesitan. Confío. Admiro. Entrego amor, casa, pecho, familia. Guardo mi rencor para ocasiones especiales y casi nunca me enfrasco en peleas. Mis amigxs me quieren. Tengo cosas muy penca también, como no dejarme ayudar, preocupar a medio mundo y después arrancarme con los tarros. Soy dramática. No contesto los mensajes si no son emergencias. Voy directo, muchas veces sin evaluar el terreno en el cual voy a lanzar mi verdad. Soy como todo el mundo en realidad. Pero puedo decir que ser mi amigx vale la pena porque para mí es sagrado.

 

Ahora mismo me siento pésimo, físicamente. Tengo la cara ardiendo y siento mi cráneo como una tapa rosca, un poco dura, pero abrible. Y sé que acostarme sobre el pecho de alguien que me haga cariño en el pelo, en los brazos, me de besitos cada cierto rato y me ofrezca un té ESel remedio. No el remedio que te quita el malestar, pero sí el que te permite sentirte bien a pesar de ello. Y pienso en el cabro que acabo de conocer. Pienso que si estuviera aquí me sentiría mucho mejor. No llamaría a la Gabs ni a mis otrxs amores, pero sí a la persona con la que tiré toda la semana, que claro, tiene responsabilidad en lo que me está pasando porque juntxs decidimos no usar condón, pero sobre todo porque ese afecto es el que me pide el cuerpo. ¿Puedo, acaso, llamar a un amigo o amiga o amigue y decirle, me siento mal, necesito estar abrazada a alguien hasta que se me pase? Sé que van a decir que sí, obvio que se puede. Pero no lo hago. Prefiero contención con base sexual, aunque fantasee con ser su amiga y se lo diga y confunda todo. En el fondo, estoy tratando de explicárselo. Explicarle que me asusta gustarle a alguien de esa manera, porque le gusta solo lo que yo soy cuando estoy con él, y no soy solo eso, sino todo esto, y mucho más. Mucha oscuridad, irracionalidad, autoflagelo, muchas historias de terror. Mis amigxs me quieren con todo eso, y yo quiero que me quieran así. Completa. Para mí el cariño con base en el sexo y el deseo es un terreno de llanto, no quiero tener que extirparlo de mi vida como al amigo del que me enamoré, como a todos mis amantes: bloquearlo, borrarlo, archivarlo, arrepentirme de todo. No quiero.

 

Puede que esta sea la peor que haya escrito en mi vida, pero es una carta de amor. Una carta para decirles a mis amigxs que el amor que me hacen sentir es el cielo entero, el perdón que necesito para levantarme en la mañana, el valor que tiene la vida, lo inmenso y lo sagrado. Que vivirlo tan abiertamente me llevó a este callejón aterrador en que todo lo que no es amor de amigxs me asusta, pero que no me arrepiento de nada. Aunque pierda en el romance, esto lo vale. También una carta al cabro que estoy conociendo, para explicarle que no es su responsabilidad, que todo el chou fue porque quiero que me quieran como amiga y no lo voy a lograr con cada amante que aparezca, está claro, pero puedo intentar acercarme a eso cuando me importa. Y que se quede quien pueda quererme así. O quizá me pasé, las hormonas se replegarán y este despelote agarrará un orden que me permita tener amigxs y tener amantes. Como todo el mundo. Quizá deba dejar de ser tan enamorona y, sobre todo, usar condón.

Otros Relacionados