Entrevista
06/05/2022

¿Cómo es ser una madre cannábica en Chile?

Valeska Frías, más conocida como Vale Verdosa, es una mamá diferente. Activista, terapeuta cannábica y Directora de coordinación de Dispensario Nacional. Al quedar embarazada e intentar buscar información sobre el uso de la cannabis durante el embarazo se encontró con un mar de información errada o sesgada. Su solución fue simple: crear una comunidad que eduque e informe a las madres y mujeres embarazadas que sean usuarias de marihuana. Así nació la fundación Amaca (Amor de Madres Cannábicas) y Tricomamis, ambas agrupaciones dedicadas a empoderar a las madres más entretenidas… las cannábicas.

 

 

 

¿Crees que es posible cambiar el estigma asociado al ser madre y usuaria de cannabis? ¿Cómo?

 

Es posible poder quitarlo. Somos una sociedad que cree en el ver para creer, que si tú no lo demuestras no existe. Con Fundacióm Amaca y Tricomamis, y esta comunidad de madres cannábicas, lo que hacemos es empoderarlas con la Ley 20.000, con el uso que le dan al cannabis, con información y de esa forma derribar estigmas. Yo antes de ser mamá, soy mujer, y en el espacio mío como mujer no se pueden meter porque si yo quiero tomarme una cerveza en la noche, para salir de la rutina está súper bien aceptado, pero si me quiero fumar un caño soy una mala madre, lo hago mal. Mis hijos no andan cochinos, no tienen hambre, no están desnutridos, van al colegio todos los días, duermen bien, son niños felices. Cognitivamente también están bien. Si ellos demuestran que llevamos una maternidad tierna y responsable, yo no tengo que demostrarle nada a nadie.

 

¿Crees que se vive diferente la maternidad desde una perspectiva canábica?

 

Sí, totalmente. En todos los aspectos, en el conectar, en la empatía. Estoy convencida de que consumir cannabis te conecta con tu niño interior, con tus traumas. Por ejemplo, yo no quiero vivir los mismos traumas que me hizo pasar mi mamá. Ella no conectaba conmigo y yo con mis hijos he podido conectar, darme el tiempo para jugar. La mamá canábica intenta que esos momentos sean de calidad y además siento que cuando uno está así con los hijos preguntas cosas más entretenidas, juegas más, preguntas cosas que tal vez en la lucidez no se ocurrirían, le das un ambiente distinto a la maternidad. La cannabis abre otras puertas en tu mente, en su sentir, en tu conectar y eso los niños también lo sienten, aunque no sepan que tú estás volada en ese momento, pero ellos sienten esa conexión y que la mamá es más entretenida, y no anda enojada ni estresada. Es importante cómo uno se desestresa. Si puedes darte el tiempo para fumarte un cañito o vapear y desestresarte de esa forma, el comportamiento con los hijos es diferente.

 

¿Cómo es el cotidiano de una mujer y madre activista-usuaria de cannabis en un país y sociedad donde hay una alta criminalización y leyes grises con respecto a este tema?

 

Difícil, pero a mí me gusta vivir este día a día.

Siempre estamos en la incertidumbre. La verdad es que cualquier persona que cultiva cannabis está en la incertidumbre de que un día toquen la puerta de su casa, sea Carabineros y que ellos no sepan nada sobre la Ley 20.000, se pasen por alto mi receta médica y mi uso personal o quizás una situación donde probablemente yo sepa más que ellos. No sabemos cuántas plantas podemos tener, cuánto podemos portar, no sabemos porque no te lo dice la ley. Se puede pero no se puede, tiene muchos vacíos y todos los prejuicios de ser una mamá cannábica, entonces son hartas cosas con las que hay que luchar. Además, el mundo cannábico es súper machista y nos hemos hecho un espacio en la comunidad cannábica empoderando a las mujeres y mamás. Somos varias y todas luchando por que no haya más presos por cultivar, rompiendo el prejuicio, por mostrar que somos cannábicos funcionales, que no somos esos volados que se les olvida todo, lo que mostraba las publicidades del SENDA. La cannabis no te genera eso, el porro sí. Yo ahora fumo cannabis y soy funcional. Trabajo, me concentro, puedo leer, todo depende de tu tolerancia, cuánto fumes. No te deja inhabilitado.

 

 

Creando comunidad de madres cannábicas

 

Fundación Amaca (Amor de Madres Cannábicas) y el dúo Tricomamis nacen de la curiosidad, de la soledad y desinformación que tenía Valeska en su primer embarazo como usuaria de cannabis. En su búsqueda por información e investigaciones no sesgadas (mujeres embarazadas son investigadas bajo el policonsumo no solo con uso de cannabis) encontró a Cannamadres, dirigido por Daniela desde EE.UU, una de las principales creadoras de comunidad cannábica en LATAM. Valeska, impulsada por esta idea, junto a Lorena, Danae (Mamá Cultiva MX) y Sara (psicología cannábica), crearon Amaca un espacio en Instagram donde se entrega contenido que aborda todo lo que una mamá o futura mamá y usuaria de cannabis debería saber. Los próximos pasos para la fundación sería poder constituirse y ser una sede para que las madres y mujeres en gestación y lactancia puedan ir, encontrar la información que necesitan y tomar una hora con una matrona o ginecóloga, sin sentirse asustadas o juzgadas.

Por otro lado, está Tricomamis, un perfil  de Instagram conformado solo por Lorena y Valeska donde entre risas y caños, nos cuentan su experiencia diaria como madres cannábicas e invitan a otras mujeres a ser parte de su comunidad.

 

 

¿Cómo te afecta emocionalmente encontrar y crear comunidades cannábicas, pero sobre todo de mujeres y madres activistas?

 

Me afecta positivamente porque encuentras que no estás sola, que hay otras usuarias de cannabis que se sentían igual de solas que tú: desamparadas y que pensaban que estaban haciéndole lo peor a su cuerpo y a su hijo. Te sientes súper culpable por no querer hacerle daño. Tener un grupo de personas con las que te informas, compartes, educas, te permite darte cuenta de que solo estamos buscando el placer en nosotras mismas porque antes de ser mamá somos mujeres y cuesta recuperar eso luego de tener un hijo. Estas comunidades sirven, te apoyan porque ya no estás sola.

 

¿Cómo se relacionan tus hijos con el cannabis? ¿Crees que se debería educar y enseñar a los niños y niñas sobre la marihuana de una forma más abierta? ¿De qué forma?

 

Sí, totalmente. De la misma forma en la que se le enseña a un niño a cultivar una semilla en un vaso con algodón. La cannabis nace de la misma forma porque es una planta. Así mis hijos saben qué es, y que está al lado de la lechuga, de los tomates, de las frutillas y la cosechamos de la misma forma. Como son tan pequeños ellos no asimilan que la fumo, pero entienden que la cannabis es una planta, que ayuda con los dolores, que hace bien y desde ahí hay que educarlos. A mi me educaron de que era una droga y que si la consumía mis hijos saldrían con malformación, que iba a ser una drogadicta sin futuro, una fracasada, que me robaría las cosas de la casa para comprar cannabis. Todas esas cosas he podido desmitificar.

 

¿Crees que las nuevas generaciones tienen una perspectiva diferente del cannabis? 

 

Sí, o sea ya aquí estamos rompiendo estigmas y prejuicios en base a que dejamos de ser ese “volao tonto” y que somos cannábicos funcionales que creamos comunidad cultural cannábica. En la comunidad hay abogados, doctores, profesores, artistas, médicos, veterinarios. Las nuevas generaciones vienen con una mentalidad más abierta a cómo se vive el cannabis. Ya no es una droga, ya no es algo mal visto, sino que es una oportunidad de vida, un crecimiento económico, emocional, hasta para ser una mejor persona. Si metes a cien personas que se caen mal en una sala y se fuman un pito, se van a terminar cagando de la risa, pero si lo haces con el copete pelean, se acuchillan. La cannabis no genera eso. Te genera otra conexión con las personas.

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