Siento que igual se me hace fácil entrar y salir. Cuando me di cuenta fue en la escena en la que lloraba, porque nunca había llorado en mi carrera. Fue como, “ah, hoy día vai a llorar”, y estaba mi mamá en el set, entonces igual había nervios. “Hoy día vai a llorar”, y tu mamá mirando. Y empezamos a grabar, fue la única escena que quedó a la primera, en toda la película, de hecho. Empecé a llorar –ríe-, me puse a llorar como de la nada, y dicen “corte”, y me paro así como, “buena, bacán, ¿cómo quedó?”, y corro un poco la cortina que estaba tapando, y mi mamá llorando, y como dos personas más llorando. Y yo terrible contento.
…Salió!
“¿Salió bien?”… Y todos, “sí…”
Tres años después, 2021, Iván ganó el premio a mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y Pali García, su famosa coestrella conocida por su rol principal en Gloria de Sebastian Lelio, emocionada afirmó frente a todo el teatro “esta noche ha nacido una estrella”.
La mañana que nos juntamos para realizar las fotos Iván llegó con una sonrisa de oreja a oreja, como es de costumbre pillarlo. También llegó con una bolsa grande de ropa para las fotos, y se sentó con nosotras a tomar un café y fumar un pito. La primera vez que vimos a Ivan en carne y hueso fue en Chillán, en el Festival de Cine de Ñuble. Nos saludamos después de la proyección de Mis hermanos sueñan despiertos, y nos hicimos amigos. Salimos del teatro tarde y fuimos a tomar unos schops y unas sopaipillas con pebre a Donde El Pala, una picada típica de Chillán. Al día siguiente Mis hermanos sueñan despiertos ganó el premio a mejor película por votación del público e Iván se subió chinito y confundido a recibir su escultura de la guitarrera con una cámara en mano que creó la artista alfarera Victorina Gallegos. Nos llevamos el premio escondido en una chaqueta al carrete del cierre del festival. Ahí bailamos reggaetón, tomamos mucha piscola y comimos choripanes con longanizas veganas y conversamos con el magistral jurado del festival, la directora Carolina Moscoso, el periodista y crítico Joel Poblete y el director Alejandro Fernandez. Iván lo pasó tan bien que hasta se cayó a la piscina.
Pero actuar no te desgasta.
No, la verdad es que no. Creo que no he tenido el personaje que me haga sentarme y empezar a imaginar. Porque igual entendía el motor del personaje, entonces no se me complicaba mucho el interpretarlo.
¿Y te dan ganas de interpretar un papel que te haga salir mucho de ti?
Sí. Sería cool. Por eso quiero hacer un villano. Quizá probarme. La peli fue probarme por primera vez en algo grande, que era una promesa que había hecho de chico, “me vas a ver en la pantalla grande”. Ya lo hice y fue una etapa que me costó asimilar. En México, cuando gané el premio, fue como, “ya, si no voy a ganar, estoy contra Alfredo Castro, qué me queda” –ríe-, y no tenía nada preparado. Y, “el premio para mejor actor iberoamericano es para Iván Cáceres”, y yo, “chucha, me tengo que parar”. Y filo, el premio quedó ahí dando vueltas un tiempo, a veces lo veía, se me olvidaba ese logro. Me costó caleta darme cuenta que había trabajado con actores de peso. La gente se encargaba de recordármelo, así como, “oye, hiciste esto”. Y yo, “sí, verdad”…
Entonces estabas cómodo en el set siempre, ¿o no?
Sí. No sé, igual siento que mi proceso ha sido algo extraño. No sé definirlo, no sé cómo explicarlo, no sé cómo hacer entender a la gente que igual, no me costó mucho y no es de soberbio, simplemente se dio. Ahora hice un papel en un cortometraje y siento que actué como el hoyo, no me gustó mi interpretación y se lo dije al director.
¿Y qué te dijo?
Que a él le gustó –reímos-. Entonces, en realidad, ir viendo qué me sale, qué no me sale, y también ver si puedo entrar en un personaje con un papel ya más profundo, con un cambio de mentalidad o cosas que no me hayan pasado. Igual mi personaje en la peli es replicar lo que vi en mi barrio siempre. Entonces, había una cercanía, una afinidad. No así si me toca interpretar un personaje de alguien…
Un facho…
Sí, no sé cómo lo haría. Creo que ahí sería más interesante…
Más desafiante.
Sí, porque es algo que no soy. Pero me cuesta igual, cuando me preguntan de referentes. Por eso me costó. Porque siento que me cuesta memorizar nombres de actores, directores, películas, en general. Y cuando me preguntan, en realidad no hubo referentes.
Iván tiene dificultad para nombrar a sus referentes, pero sabe hacerles tributo. La moda es algo que le encanta, un estilo de vida que ha cultivado gracias a la feria. De hecho cuando vio a Benito por primera vez por el 2017 pensó “¡este loco se viste como yo!”. Busquilla en la feria, atento a colores y diseños más llamativos, y con buen ojo al parecer. Aunque, sacando la cuenta, hace rato que no va a la feria. Tiene diseñadores favoritos. Temet, que vistió en Suiza, y nos mostró con chochera la polera que estaba usando, un oso polar del diseñador que nunca había visto. También Grizzly, la marca que auspicia a su skater favorito, Torey Pudwill, porque obvio que le gustaría hacer un papel de skater, como en Kids de Larry Clark o Mid 90’s de Jonah Hill. Cuenta que sale haciendo trucos en una producción reciente, pero vestido de escolar. El vestuario de películas, fuera del short que le robó al actor Seba Ayala, no le ha sido tan emocionante y espera realmente un papel fachero.
Después de almorzar prendemos varios puchos y de fondo suena Un verano sin ti de Bad Bunny. Nos cuenta que a veces, en la micro, atrapado, escribe canciones. Pero en serio. Saca el teléfono y suena un beat. “Toma cuatro, vamo a ver si esta vez nos sale…”. Su voz es naturalmente numb, como Mac Miller, y las rimas suenan como suena él: honesto, sencillo, despierto y nostálgico.
“Porque llegó el fin de semana/
y no hay nadie que me saque de la cama/
acurrucao con mi gato y con mi wacha al lao/
mirando netflix/
todo pegao”
¿Y directorxs o guionistas con lxs que te gustaría trabajar en el futuro?
En realidad me gustaría ayudar al cine, no sé si más comercial, pero igual siento que me tengo que vender un poco, porque me gustaría el día de mañana abrir mi academia de artes. Y no es lo mismo que yo abra una academia de actuación, a que la abra, no sé, Pancho Melo. Pero apostamos a que Iván seguirá siendo parte del universo cinematográfico de Claudia Huaiquimilla.
Sientes que tienes que hacerte un nombre…
Sí. Y el tema como, con mi privacidad, es lo que estoy intercambiando, de alguna forma. Porque, sí, soy vergonzoso, me cuesta entrar en un espacio y no sentirme sobrando –unu-. Pero ya, más adelante, si me va bien, que esa privacidad se vea afectada es un poco lo que yo siento que estoy regalando por lograr un objetivo a futuro.
¿Y te sientes como rostro ahora?
No.
¿Tienes fans?
Creo que sí tengo –ríe-. En los colegios que he presentado, la última vez entré y había una niña que gritaba, “Ángel, te amo!” –reímos-. Y yo, “chucha”. Igual me cohíbo. Me cuesta, todavía no me suelto.
¿Y verte en los medios?
La primera vez fue duro. Porque la primera vez que vi la peli fue en Suiza, y en el estreno la Pali García fue como mi madre, me abrazó, me consoló. Y la Pali, que subió al escenario, ella hablando dice, “y ha nacido una estrella”, ¡por mí! –ríe-, ya, de verdad un shock. Había llorado, tuve que hablar llorando. Pero me di cuenta más al día siguiente en un café, que salí y me puse a llorar solo. Como, “hueón, cumplí un sueño, me vi en la pantalla grande, le cumplí una promesa a mi vieja”.
Pero ahora lo que hace más es escribir canciones mientras viaja camino a alguna pega o entrevista, interpretarlas dentro de su propio personaje de Iván, grabarlas y mostrarlas a sus amigos que ha hecho estos cinco años trabajando en cine, expresando quién es él, sin miedo.
En la micro, cuando tengo tiempos muertos me voy escuchando una pista, me voy escribiendo. Igual lo siento como un personaje.
¿Sí?
Me llamo Kenny
