Editorial que nos convoca a recorrer los parajes de Quintero, el territorio que vio crecer a la protagonista, Ángel, quien se reencuentra esta vez en proceso de mutación, una Ángel agente principal de cambio, su cambio. De forma sensible y emotiva se describe la belleza como aquella propiedad etérea, intocable, abrumadora, envolvente y poderosa, como el océano, como una fría playa. Los rasgos de Ángel no se esconden, no son esquivos ni avergonzados, rompen la cuarta pared, interpelan, emocionan, evocando así una sensación elemental con la tierra, con su tierra.