Bikôkô significa “anochecer” y simboliza el fin de una etapa. Es el apellido de Neï Lydia, la cantante catalana de ascendencia camerunés, que decidió usar su apellido paterno como su nombre artístico. En su música une sus orígenes familiares con la inspiración de las ciudades que habita, lo cual demuestra con una destreza musical impecable en su último single “One wish”, donde mezcla ritmos africanos con sonidos londinenses.
A pocos días de su siguiente lanzamiento, Bikôkô se encuentra emocionada y satisfecha con el proceso de singles mensuales que inició este 2023. La artista barcelonesa lleva tres años de carrera y se ha instalado en la escena musical europea con una voz etérea y ritmos profundamente elaborados: su música ha sorprendido en originalidad y talento, fusionando ritmos para las bases de diversos rincones de África. Nacida el 2001, esta joven que actualmente se encuentra instalada en Londres, ha llegado a refrescar la industria con su lírica y creatividad.
¿Qué es este release?
–El release es un single. Tenía varias canciones guardadas que empecé el año pasado y decidí sacarlas este año. Desde febrero, hemos estado sacando una canción cada mes: una en febrero, en marzo y ahora la otra semana sacaré la de abril y el mes que viene sacaré la última. Son como parte de un ciclo y al final las agruparé todas y saldrán como un EP pero realmente son todas canciones individuales que hice desde finales del año pasado cuando empecé a experimentar un poco más con samples y con nuevos sonidos, todas tienen cosas parecidas, pero son diferentes entre ellas.
¿De qué se trata la canción?
–La letra en sí está inspirada en una de mis relaciones que tuve a distancia. Hablo de cómo te puedes sentir por una persona después de mucho tiempo. Porque es una persona que yo conocía hace tres años, no nos vimos durante un año, luego volvimos a conectar y fue en plan ¡wuau! Hace mucho que no nos veíamos, pero la llama de alguna manera seguía viva. Luego rítmicamente, siempre intento que en mis canciones hayan elementos que tengan contraste. Empecé con el piano y samplee una canción del oeste de África de una banda de los 70 que se llama BLO, tomé el pattern de batería que tenían e hice un loop. Luego me interesaba mucho encontrar unos drums que tuvieran el mismo pattern pero que fueran de un estilo completamente diferente, entonces samplee unos drums de drum and bass, que es un estilo que se popularizó aquí en Londres, y los corté para que tuvieran el mismo ritmo que el otro sample africano. Entonces es una mezcla, hay un contraste entre los dos ritmos que chocan, pero que al mismo tiempo tienen sentido cuando lo escuchas.
Tu lengua materna es el catalán, hablas español y francés, pero cantas en inglés, ¿cómo sucedió eso?
–Pues la verdad es que no lo pensé mucho, de hecho las primeras canciones que recuerdo haber escrito siempre fueron en inglés. Cuando era pequeña, no me sentía muy identificada con la música española, no tenía muchos referentes musicales que vinieran de España, en cambio escuchaba mucha música americana: de los 90, de los 2000, mucho RnB, Lauryn Hill, Erykah Badu, D´Angelo, fueron los primeros artistas que me inspiraron. Estaba tan acostumbrada a escuchar música en inglés que naturalmente empecé a escribir en inglés. También, no sé si es porque es mi lengua materna, pero soy más crítica con lo que escribo en español y me cuesta más, cuando lo he intentado, me suena muy cheesy. En inglés todo suena bien muy rápido, entonces de momento empecé en inglés y me ha funcionado, pero en el futuro tengo pensado también hacer canciones en otros idiomas, en español, quizás en catalán o en francés.
Tu carrera partió en Barcelona, estuviste en Nueva York y ahora vives en Londres, ¿qué te han dejado todas estas ciudades?
–Barcelona me ha dado muchísimo porque es la ciudad donde he nacido y también la industria en Barcelona es mucho más pequeña comparada con Nueva York o Londres. Me ha dado más oportunidades porque hay menos gente haciendo un sonido como el que hago yo, lo que yo hago parecía único en el contexto de la ciudad, entonces muy rápido me han salido muchas oportunidades: en festivales, en conciertos, etc. Pero luego encontré la necesidad de algo un poco más grande, ahora me he mudado aquí, pero durante el 2020 y 2021 ya estuve en Londres viviendo un año. Me acuerdo que me chocó que en Barcelona, de mi círculo de amigos, era casi la única que hacía música y cuando vine acá me encontré con gente con muchísimo nivel. Me puso en mi lugar de “vale, tengo potencial”, pero tengo mucho por hacer aún y eso también me gusta mucho de Londres y de Nueva York también. En las ciudades más grandes obviamente hay mucha más gente haciendo cosas parecidas a las que yo quiero hacer, lo cual para muchas personas puede significar más competencia pero también a mí me inspira mucho más a hacer música. Estoy empezando a tener aquí una pequeña comunidad de artistas con los que puedo colaborar. Además, me inspiro de cosas que amigas mías hacen, cuando me explican sus nuevos proyectos, lo encuentro muy inspirador. También, he vivido muchos años en Barcelona y ha llegado un momento donde ya estaba un poco rayada con la ciudad. Conocía a todo el mundo, había ido a todos los sitios y necesitaba estar en otro lugar para inspirarme. Y en Nueva York pasé tres meses cuando acabé el instituto, como crecí escuchando música americana y nunca había estado ahí, decidí ahorrar y me fui durante tres meses como una primera experiencia.
¿Qué has estado aprendiendo en el último tiempo?
–Me compré una sampler en el verano, que es una SP. Yo no soy una persona que use mucho hardware o sintetizadores externos. Tengo mi piano, mi micrófono, mi ordenador y ya, durante años he ido tirando con eso, pero sí llegó un punto donde encontré que después de usar los mismos instrumentos durante dos tres años, necesitaba algo más para poder seguir progresando en mi música. Compré la sampler porque una artista que me gusta mucho, KeiyaA, que es de Nueva York USA la usa en su música. Vi una entrevista donde enseñaba todo lo que tenía en su estudio y mostró esa sampler y dije, “oye, pues voy a intentar y me la voy a comprar”. Me ha hecho evolucionar el sonido de una manera que no me hubiese esperado, de una forma muy diferente, pero se sigue reconociendo lo que hago como mi música, más que nada por mi voz, pero a nivel sónico ha hecho que crezca mucho. También en este último año he estado colaborando más con otros productores y he aprendido mucho de ellos, de sus formas de trabajar y de cómo usan la producción de una manera creativa.
¿Qué has estás escuchando últimamente que ha inspirado tu trabajo?
–Últimamente he estado escuchando cosas muy variadas: Kelela, yo nunca había escuchado su música antes, y su primer y último álbum me han gustado muchísimo, la producción me ha inspirado a nivel de sonidos de baterías. También Phoebe Bridgers, conocía su nombre, pero nunca había escuchado realmente su discografía y ella a nivel lírico encuentro que escribe súper bonito, muy bien encontrado y simple, pero muy spot on, a nivel de letras también me ha inspirado mucho. He estado escuchando este tipo de música más como song written, a lo Joni Mitchell, hasta un poco Lana del Rey. Las letras las escriben de una manera muy simple pero muy poética. Yo estoy trabajando ahora en empezar a escribir más letras, porque siempre las he escrito, pero nunca es algo que me ha gustado mucho hacer, siempre he preferido hacer las bases. Así que me he estado fijando más en las letras de algunos artistas para inspirarme. También he empezado a escuchar NTS radio, antes nunca escuchaba la radio, y tengo unos amigos que trabajan con NTS y a través de ellos, he empezado a escuchar más la radio. Entonces, depende de quién esté ese día en el programa, escucho una cosa o escucho otra, a veces jazz, a veces dance hall. Me he dado cuenta de que no soy muy picky cuando respecta a géneros de música, sino que me puedo inspirar realmente de todo, de cualquier cosa que me guste.
