Entrevista
01/06/2023
Entrevista: June García Ardiles
Entrevista: June García Ardiles
01/06/2023

Romina Pistolas, stripper y escritora: “Yo escribí un libro sobre mi vida, nunca imaginé tener que andar politizando mis decisiones”

Jueves 23 de marzo, Santiago de Chile: A veinte centímetros sobre el suelo, encima de unos tacones transparentes, con el pelo, como ella, también levantado. Vestida con unas pezoneras negras con una R al centro, corriendo de aquí a allá por los rincones de la Galería Oma, Romina Pistolas firma contenta, conversa y saca fotos. La audiencia es variada: amigas, activistas feministas, algunos hombres, artistas visuales, fanáticas de su novela Carmen y trabajadoras sexuales. “Si no te follo, me muero” congrega a personas variadas que hacen un verdadero peregrinaje al interior de la exposición fotográfica. Foto a foto, sala a sala, el calor de toda la gente reunida emula bastante bien la sensación dentro de un club de strippers. Todo hierve.

Sin nombre

Desde que se fue a Australia y se instaló trabajando como stripper, nunca imaginó que tendría ganas de volver a vivir a Chile. Su infancia y juventud la pasó en Calbuco, Región de los Lagos, rodeada de verde, mar, lluvia y familia. Pero el cuerpo le reclamaba aventura y a los 22 viajó a Australia en una work and holiday para vivir todas las historias que deseaba. En Carmen, o cómo me inicié en el negocio de bailar sin ropa, su primera novela autobiográfica, narra cómo pasó de chica sureña a stripper, los miedos al prejuicio social de un trabajo así, las redes de amigas y compañeras que la han sostenido, las anécdotas más alucinantes con sus clientes y sus propios dolores amorosos. El libro le dio vuelta la vida, o más bien, le devolvió la vida: “cuando decía que este libro me salvó la vida de demasiadas maneras es incluso desde la más literal. Me dio la posibilidad de ser yo realmente, de encontrar esa libertad de vivir mi verdad pero ya no solita, sino que acompañada”.

Así es como Carmen le ha hecho cuestionarse todo, le abrió la posibilidad de desarrollarse artísticamente, no solo como escritora, sino que también como fotógrafa. Romina cuenta que su trabajo como stripper es una fuente infinita de inspiración y la desborda constantemente. Así partió escribiendo escenas, frases o ideas en las notas de su celular. “If I don’t fuck you, I will die”, fue algo que le dijo un cliente ruso y que luego ella tomó para titular su exposición fotográfica. A partir de esos apuntes y con el empuje de una de sus amigas, se animó a tomar un taller de escritura con Camila Gutiérrez durante la pandemia: “yo siempre había querido escribir, porque soy súper lectora, entonces pasar para el otro lado y ser yo a la que leen, ya se me había ocurrido y tenía muchas ganas”.

Durante el taller escribió dos capítulos muy importantes: uno donde cuenta sobre la primera vez que fue al club de strippers y otro donde narra la historia de cuando le pegó a un cliente racista con su taco gigante, el cual apareció en El Ciudadano y fue el que luego la llevó a ser publicada por la Editorial Cuneta.

“Mi primer día de stripper no fue muy diferente al primero de escuela. En ambas ocasiones pretendí ser más valiente de lo que en realidad era”.

—Carmen, o cómo me inicié en el negocio de bailar sin ropa (Editorial Cuneta, 2022)

Poto against black background, 2021
Dancer Matisse
Sin nombre
Sin nombre

Romina estaba obsesionada con Alice, el personaje que hacía Natalie Portman en Closer (2004). Tenía impreso el guión y se sabía todos sus diálogos de memoria, ensayaba pasos de baile y formas de seducir a los hombres. “Obvio que me convertí en stripper”, dice riendo.

Ya llevas diez años trabajando de stripper, ¿qué es lo mejor?

—El dinero, el tiempo y la libertad que te da. Yo trabajo dos o tres noches a la semana, no más de tres.

¿Y lo peor?

—Lo peor es el estigma, la sanción social que viene con trabajar en un lugar así. Lo peor es que te juzgue la gente.

¿Cómo fue entenderte como una trabajadora sexual?

—No fue algo inmediato, he tenido que educarme mucho en el tema porque cuando empecé a trabajar de stripper, yo no entendía todo lo que el trabajo sexual abarcaba. Sí me costó, pero no me dolió en el fondo. Al momento de tener que contarle a mi familia y a la gente, les tendría que decir el nombre completo, asumir que lo soy. Nunca pensé terminar diciendo: “yo, Romina, trabajadora sexual”. Ahora que he estado investigando más acerca de esto, sí estoy súper consciente de que mi estilo de trabajo sexual es más aceptadito, entiendo además que bailar en el primer mundo es muy distinto a bailar en Chile. Estoy súper interesada en trabajar un poco más con las trabajadoras sexuales de acá. Yo escribí un libro acerca de mi vida, no pensé que iba a terminar siendo vocera de nada y nunca imaginé tener que andar politizando mis decisiones, pero es lo que es y una tiene que asumir la responsabilidad, sobre todo porque es un tema súper polémico. Nos hemos estado conociendo con las dirigentas y fundadoras de la Fundación Margen, fueron a la exposición y estuvieron también en el lanzamiento del libro, y mi intención es seguir estrechando esos lazos. Ha sido muy interesante, porque compartimos historias muy similares, los mismos miedos familiares y de rechazo de la sociedad.

Kellie smells of hello kitty body spray, 2023
Dancer Kellie Panther
“I hope my asshole looks ok, I just did anal porn”, 2023
Dancer Kellie Panther

“Si no te follo, me muero”, la exposición fotográfica de Romina Pistolas, cuya curatoría fue realizada por Elisa Massardo, se expuso durante un mes en la Galería Oma. Constaba de fotos, videos y cajas de VHS con breves historias escritas a mano. En una sala principal y dos más pequeñas, se narró visualmente una cotidianidad íntima del mundo de las strippers del club de Romina, tanto lo que sucede en un lapdance con un cliente, como lo que ocurre en los camarines cuando las bailarinas se quitan sus tacones para volver a casa y se sientan a conversar con sus amigas sobre la noche.

“Pareciera ser que todo se trata de la intimidad. De mostrar aquello que no es fácilmente visible. Lo secreto o lo cubierto. Se puede develar lo prohibido, lo que deseas ver pero no puedes tocar o tener. Y eso da poder. Y el poder puede dar libertad. Pero solamente funciona cuando sabes cómo usarlo, cuando hay límites que te permiten mantenerlo, cuando estás consciente que de ti depende el control de ese poder”.

—Texto curatorial de la muestra.

Black no sugar, 2023
Dancer Saskia Violet and Mia Sparks

¿Qué era lo que más te interesaba con la exposición?

—Primero, me interesaba mucho ocupar espacios que generalmente no son abiertos para las trabajadoras sexuales. Y segundo, mostrar un poco la parte más tras bambalinas de este trabajo. Dar a entender qué es lo que ven los clientes cuando pagan por un baile privado, pero también exponer momentos súper comunes como las chicas cambiándose de ropa.

Durante la inauguración de la exposición, contabas sobre la oleada de odio que te ha llegado por parte de las feministas anti trabajo sexual, ¿qué piensas de ese feminismo?

—Que son moralistas. Yo en verdad no pescó mucho ese tipo de discursos. Hay personas que reportan mis redes sociales para que me las bajen o me escriben que le hago el trabajo al patriarcado, y yo pienso “amiga, tú estás contribuyendo a la discriminación, a que se nos quite la posibilidad de ser consideradas como trabajadoras, a que se nos relegue al margen de la sociedad”. Entonces, ¿quién le está haciendo el trabajo al patriarcado? Mmm no sé, tú dime.

The girl with the bambi tattoo, 2021
Dancer Karla Love
Muñeca inflable, 2021
Dancer Karla Love
Karla’s silhouette, 2021
Dancer Karla Love

Romina Pistolas da una recomendación clara a quien quiera ir a un club de strippers en cualquier parte del mundo: “páguenle plata a las chiquillas. Para entrar a mirar tienes que pagar, pero le pagas al club, a nosotras no nos pagan un sueldo. Lo que a ti te llega es con lo que tú te vas, entonces si nadie te da un billete, si nadie da un tip o no te pagan por un baile, te vas sin nada. Así que pay your strippers, tip her”.

¿Por qué elegiste el epígrafe de Caliente de Luna Miguel?

—Estaba leyendo ese libro justo cuando estaba a punto de publicar y empecé a recibir muchos miedos de gente a mi alrededor proyectados en mí. Me preguntaban si estaba segura de contar las cosas que contaba, por qué me iba a exponer de tal forma, que no quedaba muy bien con ciertas historias, etc. Recuerdo estar en la tina, leyendo en mi kindle y justo me topé con esa parte que dice “A menudo confundimos el relato de la vulnerabilidad con la exhibición. Y si a su vez ese relato lo ha gestado una mujer, con la degradación”. Grité “¡SÍ, esto es, ella tiene razón!”, no es por mí, es una carga social para las mujeres.

¿Qué libros fueron fundamentales durante ese tiempo de escritura?

Las malas de Camila Sosa, Caliente, obviamente, Panza de burro de Andrea Abreu. También leí en ese tiempo Astragal de Albertine Sarrazin, leí a Junot Diaz, a la Cami Gutiérrez, a Emmanuel Carrère, gente que habla desde el yo. Ahora estoy leyendo a Leila Guerriero, leí Los suicidas del fin del mundo, también a Jane Austen, estoy volviendo a los clásicos. Quiero releer Drácula, Frankenstein y también leo mucho a contemporáneas chilenas.

Debe ser difícil decidir dónde cerrar un libro autobiográfico, ¿cómo elegiste la escena final?

—Tenía muchas ganas de terminar el libro, pero mi editor no estaba convencido con el final, me dijo “esta bacán, pero tienes que darle otra vuelta al final, piénsalo más”. Yo pensaba que este libro no se trataba de amor, pero pensando sobre el final me di cuenta que sí se trataba sobre amor, pero el amor de amigas. Entonces la escena del viaje final es como en los relatos románticos cuando el príncipe te da un beso y they live happily ever after, pero en mi historia eso habían sido mis amigas. Ellas son más importantes que cualquier pareja, potencial, futura o actual y eso fue lo que nos demostramos al estar para las otras en todo esos momentos tan icónicos que vivimos juntas.

No man left, 2021
Dancer Stacy Summers and Mia Sparks

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