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Hace unos años, el veganismo y el vegetarianismo eran movimientos con una identidad fuerte y rígida. Ser vegano o vegetariano no era solo una elección alimentaria, era casi un juramento de lealtad inquebrantable. La idea de ser ‘flexible’ con la dieta era impensable y, en muchos casos, quien osaba desviarse un poco era visto como un traidor al movimiento. Sin embargo, pareciera que últimamente esta tendencia está perdiendo fuerza, que muchas personas están volviendo a comer carne. ¿Qué está pasando? ¿Está decayendo el veganismo y el vegetarianismo? Vamos a desglosarlo.
¿Qué dicen los números?
A nivel mundial, aproximadamente el 5% de la población se identifica como vegetariana, mientras que el 3% se considera vegana.
India lidera con un 29,5% de su población siguiendo una dieta vegetariana y un 9% adoptando una dieta vegana. México le sigue con un 19% de vegetarianos y un 9% de veganos. Israel también destaca, con un 18% de su población optando por dietas sin carne.
En Chile, la tendencia hacia dietas sin productos de origen animal también ha ganado terreno. Un estudio realizado en 2022 por Animal Libre y Criteria indicó que un 18% de la población chilena se define como vegana, vegetariana o flexitariana. En diciembre de 2024, la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (ODECU) publicó un estudio que evaluó la calidad y confiabilidad del etiquetado de productos vegetarianos y veganos en el mercado chileno, que reflejó un creciente interés y demanda por estos productos en el país.
Aunque estas cifras muestran una adopción significativa, también es cierto que un alto porcentaje de personas que inician una dieta vegetariana o vegana terminan abandonándola. Un estudio británico publicado en The Vegan Society reveló que aproximadamente el 58% de quienes se convirtieron al veganismo lo dejaron poco tiempo después, con un 38% indicando que les resultaba demasiado difícil mantenerla. Otro estudio realizado por la Humane Research Council en conjunto con Faunalytics encontró que el 84% de los veganos y vegetarianos regresaron al consumo de productos animales, con un tercio de ellos haciéndolo en los primeros tres meses y el 50% restante en el primer año.
Un informe del Evening Standard (2025) señala que, aunque la Generación Z lideró la adopción del veganismo y el vegetarianismo en años recientes, también es la más propensa a abandonarlo. Según el estudio citado en el artículo, una gran cantidad de jóvenes que antes seguían dietas sin carne han comenzado a reincorporar productos animales en su alimentación, principalmente debido a razones sociales, económicas y de conveniencia. Esto refleja un cambio en la percepción del veganismo como un movimiento estricto a una opción más flexible.
Entonces, ¿qué está pasando hoy en día? Aquí algunas razones que explican este aparente declive del movimiento:
Flexitarianismo en auge: Muchas personas, especialmente jóvenes, optan por una dieta flexible que reduce el consumo de carne sin eliminarla por completo. Este enfoque permite disfrutar de una alimentación mayormente vegetal sin las restricciones totales del veganismo. En otras palabras, el veganismo «part-time» es la nueva religión. Una encuesta realizada en enero de 2025 por The Linz Shop reveló que aproximadamente uno de cada tres vegetarianos o veganos admite consumir carne ocasionalmente en lo que denominan «cheat meals». El 38% de los encuestados confesó haber comido carne, y uno de cada cinco manifestó anhelarla al menos una vez al mes. Las principales razones detrás de estos «deslices» incluyen el aroma de la carne cocinándose, la nostalgia y la presión social.
Capitalización del vegetarianismo y veganismo: Grandes corporaciones han capitalizado esta tendencia, lo que ha generado un debate dentro de la comunidad: ¿es realmente una victoria si el veganismo es promovido por las mismas empresas que lideran la industria cárnica? Para algunos, esto ha diluido el impacto revolucionario del movimiento.
Desgaste emocional y apatía global: Para muchos hoy en día el mundo está más jodido que nunca. Entre crisis climáticas, inflación, guerras y redes sociales que nos bombardean con malas noticias 24/7, es comprensible que algunas personas hayan perdido un poco esas ganas de «cambiar el mundo». Antes, el veganismo se sentía como un acto revolucionario, una pequeña victoria en la lucha contra un sistema injusto. Hoy, simplemente mantenerse a flote en medio del caos ya es un logro, y en ese contexto, el activismo alimentario ha perdido prioridad. Pedir un Big Mac sin culpa se siente menos como una traición y más como un acto de autoconservación.
Desafíos personales: Adoptar y mantener una dieta vegana puede ser un desafío para muchas personas, ya sea por razones sociales, económicas o de salud. La falta de opciones accesibles, la presión del entorno o incluso la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias pueden hacer que algunos opten por reintroducir productos de origen animal en su alimentación. Un estudio del Evening Standard (2025) indica que un número significativo de personas ha abandonado el veganismo y el vegetarianismo porque consideran que estas dietas no se ajustan a su estilo de vida o que la presión social dificulta su mantenimiento a largo plazo. Esto sugiere que la reducción en el número de veganos y vegetarianos no representa un rechazo al movimiento, sino más bien una respuesta a la evolución de las circunstancias individuales y sociales.
Aunque pareciera que hoy el movimiento está perdiendo fuerza cuando vemos comer carne a personas que antes lo criticaban, no existen estudios que demuestren que el vegetarianismo o veganismo estén decayendo o perdiendo fuerza, sino que más bien se está transformando. Lo que está sucediendo refleja una evolución hacia dietas más flexibles y personalizadas.
Además, es importante diferenciar entre el concepto de ‘plant-based’, que se enfoca en una dieta basada en plantas sin necesariamente un compromiso ético, y el ‘veganismo’, que es un estilo de vida que rechaza el uso de productos de origen animal en todas sus formas. Mientras algunos han optado por flexibilizar su alimentación sin abandonar completamente el consumo de productos animales, el veganismo sigue siendo un movimiento basado en principios éticos que va más allá de la dieta. Aunque algunos pueden abandonar el veganismo estricto, muchos adoptan prácticas flexitarianas o reducen su consumo de productos animales, buscando un equilibrio que se adapte a su estilo de vida y valores. El compromiso con una alimentación consciente y sostenible sigue presente, especialmente entre los jóvenes, adaptándose a las realidades y desafíos de la vida moderna.
En pocas palabras, el vegetarianismo y veganismo no están en declive; están transformándose y diversificándose, reflejando una sociedad en constante cambio y adaptación.