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No hace falta tener una epifanía para entender que estamos mal. A veces la vida se desarma sin previo aviso: el amor se acaba, el cuerpo cambia, los sueños se enfrían, el futuro se pone borroso. Y aunque no hay soluciones mágicas, el cine puede ser un espejo o un refugio. Una forma de mirar el caos desde afuera y pensar: no soy la única persona perdida en esto.
Estas películas no te van a salvar, pero quizás te acompañen en esa deriva. Porque algunas crisis no necesitan respuestas, solo un soundtrack y un plano abierto.
Queer – Luca Guadagnino (2024) – Crisis amorosa e identitaria
Un hombre se enamora de otro en el México de los años cincuenta. Se obsesiona, se humilla, se pierde. Guadagnino adapta a Burroughs con una sensibilidad desgarradora, retratando la desesperación de amar sin ser correspondido y la incomodidad de habitar un cuerpo y un deseo que no encajan. Una película que no da respuestas pero sí expone con brutalidad el derrumbe emocional.
Hair – Miloš Forman (1979) – Crisis ante la guerra y el sistema
Un joven vaquero llega a Nueva York antes de partir al frente. Se cruza con un grupo de hippies, con quienes descubre otra forma de ver el mundo. El musical se convierte en manifiesto: la libertad, el amor libre, la desobediencia civil. Pero también la tragedia, el destino inevitable, la pérdida. Hair es puro exceso y pura rabia.
Supernova – Harry Macqueen (2020) – Crisis de identidad y memoria
Una pareja viaja por Inglaterra mientras uno de ellos lidia con los primeros síntomas de demencia. Es una película sobre el duelo antes de la muerte, la resignación ante el deterioro, y el amor como espacio seguro. Colin Firth y Stanley Tucci entregan actuaciones contenidas que duelen. Un retrato sobrio y conmovedor del fin.
The Disappearance of My Mother – Beniamino Barrese (2019) – Crisis de imagen y maternidad
Una ex modelo y feminista radical quiere desaparecer del mundo. Su hijo cineasta la sigue con una cámara. Un documental que se convierte en una meditación sobre el cuerpo, la representación, el pasado y el deseo de borrarse. Para esos días donde no quieres ser nadie y el espejo se vuelve enemigo.
Songs My Brothers Taught Me – Chloé Zhao (2015) – Crisis territorial y familiar
La vida en la reserva de Pine Ridge no ofrece muchas salidas. Johnny quiere irse, pero su hermana necesita que se quede. Zhao filma la tensión entre el deseo de escapar y el amor por la tierra y la familia con una belleza silenciosa. Todo en esta película es contenidamente triste.
Chronicle of a Summer – Jean Rouch y Edgar Morin (1961) – Crisis existencial y política
¿Eres feliz? Esa es la pregunta que dispara este experimento documental. En el París de los sesenta, distintas personas hablan de sus trabajos, sueños, miedos y frustraciones. La película cuestiona cómo filmar la verdad y cuánto actuamos frente a la cámara. Una pieza pionera que sigue vigente.
Cameraperson – Kirsten Johnson (2016) – Crisis de mirada y memoria
Un collage hecho con años de material filmado por la documentalista Kirsten Johnson. Desde escenas de guerra hasta la intimidad de su familia, arma un diario de vida que también es archivo del mundo. Un ejercicio de observación y vulnerabilidad. Verla es ver a través de otros ojos.
The African Desperate – Martine Syms (2022) – Crisis post-universitaria y de identidad
Paloma termina su maestría en arte y se prepara para volver a casa. El último día es una sucesión de fiestas, drogas, conversaciones caóticas y alienación digital. Una película sobre la saturación de lo contemporáneo, el éxito vacío y el arte como escape y encierro.
Aftersun – Charlotte Wells (2022) – Crisis del recuerdo y la infancia
Unas vacaciones entre un padre joven y su hija se convierten en memoria fragmentada. Ella intenta reconstruir quién era él y qué estaba viviendo. La película opera como un duelo silencioso. Cuando lo que no se dice es más fuerte que lo que se muestra.
