La ropa que nadie quiso: de los basurales en Tarapacá a la pasarela
Cómo Johana Fernández unió diseñadores y artesanos chilenos para darle una nueva vida a la basura textil del desierto
En el desierto de Atacama, al lado de la comuna de Alto Hospicio, entre 11.000 y 59.000 toneladas de ropa toman control del paisaje y de las vidas que lo habitan. La escala del basural es tan masiva, que se puede ver claramente en imágenes satelitales. A pesar de que la práctica comenzó hace más de una década, recién hace un par de años se corrió la voz sobre cómo este desierto se convirtió en el vertedero en el que la industria de la moda global deposita el excedente de producción que no pudo vender.
“Son kilómetros y kilómetros de basura, no sólo textil, sino que de todo tipo. Llegan desde botellas, computadores, plásticos, basura orgánica, de todo. Te encuentras con fardos de ropa que están sin abrir: lo importaron y nunca lo abrieron. Era impresionante ver la cantidad de ropa que hay nueva, con etiqueta, y de marcas desde Zara hasta Prada”, cuenta la empresaria Johana Fernández.
Johana es gerente de Innova Global, directora de Runway Fashion Design, y representante de la icónica casa de moda española Ágatha Ruiz de la Prada. Para su último proyecto, desafió a duplas de artesanos y diseñadores chilenos a visitar el desierto de Atacama para recoger basura textil y utilizarla como materia prima para crear colecciones de moda de alto nivel.
Este mes Johana va a inaugurar la segunda edición de Runway Fashion Design en Tarapacá, dando comienzo a un programa que incluirá un Congreso Internacional de Moda y Artesanía Circular y Sostenible, curso de formación que finaliza con mentorías para los diseñadores y artesanos seleccionados, y un desfile de modas con jueces de la talla de Ágatha Ruiz de la Prada, Juan Carlos Mesa y los diseñadores chilenos Lupe Gajardo y Cris Miranda, entre otros actores relevantes de la industria, como Paola Nelson, Leticia Faviani y la mismísima Johana Fernández. Todo este proyecto tendrá lugar gracias al apoyo de instituciones como CORFO, quien creyó en RFD y facilitó su llegada a la región de Tarapacá a través de un programa llamado Viraliza.
Ya instalada en la región de Tarapacá, con vista al desierto de Atacama, Johana nos cuenta qué la movió a crear esta iniciativa, cuál es su objetivo, y hacia dónde va el proyecto que busca recuperar no sólo la basura textil, sino también la tradición artesana del país.
¿Cómo llegaste a crear Runway Fashion Design?
“Soy ingeniera comercial, y vengo trabajando hace más de trece años. Me dediqué a trabajar en la creación de programas en apoyo al ecosistema de emprendimiento, innovación y competitividad acá en Chile, y hace dos años que creé la marca, el concepto, y que estoy ejecutando el programa de Runway Fashion Design.
Durante la pandemia me di cuenta que me interesa mucho la moda, pero desde un ámbito más consciente, más realista sobre su impacto. En Chile no hay muchas empresas que vivan de la moda, y el artesano menos todavía. Y desde ahí que empecé a crear este programa, Runway Fashion Design, con un foco más de apoyo al emprendedor o a la empresa. El programa plantea un desafío en distintas regiones, este año es en Tarapacá, pero el año pasado partimos en la región del Bío Bío”.
En la primera edición, diseñadores y artesanos se unieron en duplas de oficio para levantar una colección de moda colaborativa: “La idea era que la artesanía no fuera un extra, ni un elemento accesorio, sino que estuviera dentro del outfit”. Participaron 16 personas, que crearon 6 colecciones y 60 outfits en total.
Este año, Runway Fashion Design casi triplicó su tamaño: participan 41 diseñadores y artesanos, de los cuales 40 son mujeres, que están creando 100 outfits. Además, casi el 50% de estas mujeres son parte de alguna etnia, desde chango a aymara.
“Además de las colecciones, nosotros tenemos un proceso de formación y de visibilización. En formación, hacemos que las duplas cursen talleres de distinta índole, desde portafolio, colecciones, industria de la moda, ventas, marketing, economía circular, etc. Y adicionalmente, lo de visibilización implica tener distintos hitos dentro del programa para que ellos puedan tener puntos de prensa, ser grabados, tener fotografías, trabajar con sus redes sociales, y también una pasarela de alto nivel donde se muestran las colecciones”, explica Johana.
¿Estuvo desde el principio presente el tema de la sostenibilidad además de la unión entre artesanos y diseñadores?
“Depende de la región. En Bío Bío, una de las problemáticas que existen es la falta de cooperación, y la competitividad que se da en la industria creativa de la zona. Por eso, una de las directrices que dí en el desafío allí fue que fuera colaborativo. Era una exigencia. Ahora, en Tarapacá, la sostenibilidad está mucho más presente. En esta edición, además de la exigencia de trabajar de manera colaborativa, deben trabajar con textiles en desuso de los microbasurales que están en Alto Hospicio o en distintas zonas en el desierto de Atacama. Nosotros llevamos a las duplas al desierto para buscar textiles. Las prendas creadas deben volver esta basura a la vida a través de colecciones de alto nivel, en comparación con el producto que hoy en día el artesano hace con el upcycling, el cual no se vende mucho porque no suele tener un diseño atractivo para todo tipo de público. Es lo típico de patchworks o estuches, que al final la gente no compra. Luego de que las duplas presenten sus colecciones, la idea es poder reproducirlas, ponerlas a la venta, y seguir extrayendo basura del desierto para crearlas. Hasta el momento, llevamos más de media tonelada extraída de los microbasurales”.
¿Es decir que la idea es seguir utilizando los textiles de los microbasurales para crear colecciones y ponerlas a la venta?
“Sí, nuestro compromiso como empresa, como RFD, es que nosotros podamos trabajar con este desafío de limpiar el desierto. A medida que vendamos más, más basura vamos a necesitar. Será la materia prima para estas colecciones o para los subproductos que vamos sacando. Hoy en día estamos hablando con cooperativas de mujeres en Caramucho, cerca de Iquique, un lugar donde ni siquiera hay locomoción colectiva, apenas llega agua, apenas tiene señal. Estamos trabajando con estas mujeres para que creen sus productos a través de la basura textil. El tema es ayudarlas a que le agreguen diseño y un estándar más elevado para poder venderlo. Sino, el nicho para las artesanías con upcycling es muy acotado para la cantidad de basura que se está tirando todos los días en el desierto.”
En los viajes que hicieron al desierto para buscar los textiles, Johana cuenta que tuvo sentimientos encontrados: “Estaban desde las autoridades hasta las diseñadoras y artesanas sorprendidas de todo lo que estábamos viendo. Es tremendo ver como nuestro desierto está siendo ocupado por la basura, o por empresas inescrupulosas que en el fondo, no pagan por reconvertir ese producto o almacenarlo, sino que lo botan directamente”. A su vez, comenta que “es una realidad super triste, porque hay gente que vive de esa ropa, gente en situación de calle que la revende, incluyendo niños”.
Alto Hospicio es una de las comunas más pobres de Chile, con una tasa del 16% de pobreza según la encuesta CASEN, frente a un porcentaje del 10,8% a nivel nacional. Además, un 22,4% de los habitantes de Alto Hospicio viven en hogares carentes de servicios básicos.
Con esta segunda edición del desafío, ¿de qué maneras estás aportando para que cambie esta situación, o para concientizar? ¿Cual es tu objetivo?
“El objetivo que tengo es personal. Por supuesto, tienes que crear una marca, y rodearte de personas que apoyen tu idea, pero es un objetivo de trascendencia para mí, que guarda relación con cómo espero yo que el mundo funcione, y cubrir de alguna manera la brecha que existe entre la sobreproducción de la industria de la moda y la falta de consumo. Con este proyecto busco como podemos decir de una forma muy sutil, desde la oportunidad, y desde la colaboración, que eso no es basura, que es una tela que podrías reutilizar como empresa o marca, y que la podrías devolver al ciclo de vida, esto es lo que RFD hoy en día está haciendo.
Hoy en día, sale más barato comprar la tela que ir a buscarla a la basura y volver a rearmarla. Pero hacer esto bajaría muchísimo el impacto medioambiental. No puedo responsabilizarme de una cadena de producción que no es mía, pero sí tengo la responsabilidad como ser humano de mirar y accionar hacia donde quiero que el mundo vaya. Al recuperar esta basura textil también estamos aportando a que nuestras tradiciones se conozcan, que los artesanos puedan obtener voz, que muchas mujeres que quizás nunca iban a estar en una pasarela lo puedan hacer, y que las oportunidades se democraticen. Hay que entender que, no por tener la posibilidad de comprar un producto cada semana, debes hacerlo. La conciencia es lo más importante acá, y para generar conciencia hay que educar”.
¿Hay algo que nos puedas adelantar sobre el evento en sí?
“Vamos a hacer el congreso los días 10 y 11 de abril, en la universidad UNAP de Iquique. Ahí, vamos a tener a tres expertos internacionales, que son Ágatha Ruiz de la Prada, Juan Carlos Mesa y Jesús Reyes. Los dos primeros, destacados diseñadores, y el tercero, un comunicador de moda importante de España. En el ámbito nacional tenemos a speakers como el diseñador Cris Miranda, Leti Faviani (directora de Andes Fashion Week), Miguel Segovia (decano de la facultad de Ingeniería de la UNAP, Paola Nelson (gerente de sustentabilidad de Biodiversa), y yo también como speaker.
El día 12 tendremos la pasarela, en donde se van a mostrar los 110 outfits que se están desarrollando, en la playa Cavancha de Iquique, en el sector del Casino MDS. Será abierto a toda la comunidad, con apoyo nuevamente de Corfo y de empresas como Teck, SQM y de la Ilustre municipalidad de Iquique. La vez pasada tuvimos 150 invitados y hoy en día estamos abiertos a toda la comunidad, esperamos, junto a Corfo, impactar a miles de personas”.
Un tercer eje que se suma a la colaboración y la sostenibilidad en el proyecto de RFD es la democratización de la moda: “Vamos a transmitir el desfile por redes sociales y televisión en vivo. Ese día me voy a dar cuenta de que el objetivo está un poco logrado: el objetivo de que niños lo miren y vean que pueden diseñar y estar en una pasarela, con invitados de alto nivel, que no es imposible aunque hayas nacido en una familia muy humilde”, reflexiona Johana.
En Chile, “no se habla de moda fuera de Santiago”, y es por eso que Johana se concentra en llevarla a las regiones. Su próximo paso será no sólo llevar el desafío a una región en particular, sino elevarlo a nivel nacional: “Para el futuro, buscamos que las duplas con las que trabajamos puedan monetizar su trabajo a través de nosotros, que como marca podamos ofrecer servicios de pasarela, de producción, de creación de programas formativos, y que RFD se vuelva nacional, no solo por regiones, sino que pueda moverse como desafío a todo Chile para poder ayudar a nuestros diseñadores y artesanos a vender sus productos y a ser reconocidos. Sin tener un espacio o recurso para darte a conocer, es imposible vender. Y para allá va mi foco”.
Este proyecto fue apoyado por las siguientes instituciones y empresas: Corfo, Teck, SQM, Camanchaca, Natura, Haircris, Mariela Giacomozzi, la UNAP, La Ilustre Municipalidad de Iquique, Casino Dreams, Dsaloon, Biogastronomía, y la Orquesta Regional de Tarapacá. Además, la iniciativa cuenta con una alianza internacional con Andes Fashion Week.
Para conocer más acerca del proyecto e inscribirte en las actividades, visita la página de RFD y su Instagram.
Para inscribirte en la pasarela, visita la página de RFD en este link.