Entrevista
31/03/2021
31/03/2021

La Isla de las Gaviotas, la película que retrata la adolescencia travesti en Chile

En “La Isla de las Gaviotas” el protagonista es Kareem, un adolescente de Valparaíso que, entre canciones de Rocío Durcal y K-Pop, decide participar a escondidas de su familia en un concurso de transformismo organizado por la reconocida transformista Janin Day. Es aquí donde comienza a descubrir su identidad no binaria y su lugar en el mundo, mientras se enfrenta a la ignorancia de una sociedad que todavía no es capaz de aceptar las diferencias.

Después de tres años postulando a distintos fondos estatales y solo recibir respuestas negativas, el film fue uno de los ganadores del Fondo Cultura 2021. Sin embargo, la cifra aún no alcanza el total del presupuesto que se necesita para materializar el proyecto que lidera el actor Sebastián Ayala («El Reemplazante», «Mala Junta») junto a las productoras Jirafa y Niña Niño Films, y que busca hacer realidad la primera súper producción de cine travesti nacional.

Es por eso que está en pie una campaña de crowdfunding en la plataforma de Ideame, en la que buscan levantar 100 millones de pesos a través de aportes voluntarios premiados con distintas recompensas.

Conversamos con Aura Sinclair, productora de la película, sobre los procesos de producción, la importancia de la representación y las oportunidades que significa trabajar con identidades trans y no binarias. 

 

 

¿De qué manera las experiencias de las personas trans, travesti y no binarie entran en la película, y cómo fue el proceso de creación del guión?

 

Creo que hay muchas experiencias en torno a la identidad de travesti que son compartidas más allá de los orígenes de las personas. Una de las principales cosas en común que encontramos fue la relación con las figuras maternales a lo largo de nuestras vidas. También ciertos ritos como el teñido de pelo, algo que todes compartimos. También está la patologización temprana de nuestras identidades: al principio se nos dice que estamos enfermas, que necesitamos ir al psicólogo. Todo ese tipo de cosas son de alguna forma experiencias comunes para las personas que viven fuera del binario, y por lo mismo también se hace súper importante la representación, de que estas identidades sean visibles. Esta multiplicidad de experiencias empezaron a tener sentido mientras estábamos escribiendo el guión y empezaron a nutrir esta historia que ahora está en el lugar donde está, y que a mí parecer es una muy distinta a donde estaba cuatro años atrás, donde todavía no teníamos tanta claridad respecto a qué era exactamente lo que queríamos hablar. Ahora ya sabemos de qué se trata, y es básicamente cómo se vive la adolescencia travesti en Chile.

 

 

 

Y desde tu perspectiva más personal, ¿cuál crees que el principal aporte de la película?

 

Es súper importante poner el contexto: esta película está ambientada en los cerros de Valparaíso, en una familia de clase trabajadora con un hijo que no se proyecta hacia el futuro, no sabe qué es lo que va hacer con su vida. Creo que hay muchas personas no binarias que están un poco en esa posición, sobre todo durante la adolescencia, porque como no hay referentes de qué es lo que podemos llegar a ser, es súper difícil pensar qué voy a hacer con mi vida en el futuro. La particularidad de esta historia es que no pone la identidad no binaria sólo desde un lugar de sufrimiento, que es lo típico que se hace, eso de que todas nuestras identidades están atravesadas por el dolor. Es una parte, sí, pero también somos personas que tenemos gustos, intereses y pasiones más allá de eso. Históricamente, las personas con identidades no binarias han podido acceder a pocas oportunidades laborales. Estamos en un momento en el que es importante ver más personas trans y no binarias en los medios, para ver de que existen posibilidades, de que podemos ser algo en el futuro, de que podemos existir en este contexto que a veces se siente tan hostil. 

 

 

¿Cómo ha sido tu experiencia en la producción?

 

Siempre hay muchas puertas cerradas y otras que se empiezan abrir. Producir es escuchar muchos no, tener que buscar alternativas en un montón de lugares, lo que muchas veces es difícil cuando tu nombre legal no coincide con el nombre que usas socialmente. También hay que navegar a través de todos los prejuicios de las personas en torno a mi identidad, a lo que soy capaz de hacer, a mis capacidades para poder ejecutar ciertos proyectos, ciertos desafíos. También hay otro aspecto: nunca había visto a una persona trans haciendo esto antes que yo, entonces no sabía exactamente cómo me iba a ver haciéndolo. En ese sentido, ha sido un proceso súper exploratorio, de ver qué es lo que funciona para mí, de empezar a insertarme en ciertos espacios laborales, a exigir cosas como ciertos derechos laborales, que muchas veces desde las identidades trans es difícil porque hay mucho síndrome del impostor y un montón de cosas que superar. No ha sido fácil, pero lo que me motiva es pensar en esta posibilidad de que en el futuro más gente pueda hacerlo. Sé que quizás es un poco chocante verme a mí, pero de acá a diez años más vamos a empezar a ver a más personas trans en este tipo de cargos y haciendo este tipo de trabajo.

 

 

 

 

Una de las características de la película es que está hecha solo por mujeres e identidades no binarias, ¿qué dificultades y oportunidades significan esta decisión?

 

En mi trabajo como productora, la mayoría de lo que he hecho ha sido trabajando con disidencias, mujeres e identidades que usualmente son marginalizadas de las cadenas productivas audiovisuales o que se encuentran en menor proporción a los hombres, porque no es ningún secreto que el cine sigue siendo poblado mayoritariamente por ellos. La gente disidente es vulnerable en muchos aspectos, por lo que es súper importante crear espacios de trabajo seguros, con protocolos que disminuyan las posibilidades de que existan situaciones de discriminación en el set. Es súper importante empezar a integrar más mujeres y personas disidentes a los procesos productivos del cine porque es una oportunidad para que sus historias empiecen a ser escuchadas. Obviamente tiene una connotación política empezar a ocupar estos espacios y demostrar que podemos hacer películas de mucha calidad también, porque la cantidad de recursos que manejan las comunidades trans y disidentes no son muy altas, por lo que muchas veces el cine trans y disidente es de muy bajo presupuesto. Estamos tratando de cambiar eso con la campaña de crowdfunding y el fondo audiovisual, y así poder producir la película con los estándares que nos imaginamos.

 

 

¿Cómo ha sido la experiencia de la campaña y crowdfunding?

 

Ha sido súper bueno y el recibimiento ha sido bacán. En nuestro Instagram ya tenemos más de 11.000 seguidores, lo que implica que hay una necesidad de ver esta historia. También ha sido muy lindo lo que hemos desarrollado con la campaña. Nos ha tocado leer a personas que a los 40 años están empezando a descubrir que su identidad es no binaria, y ha sido muy lindo poder generar ese proceso y ver que a la gente le interesa. Obviamente hay que leer mucho hate, mucha transfobia, un poco lo típico que una se espera de este tipo de situaciones, porque todavía no estamos en un momento de poder decir que toda la gente acepta las identidades trans y la identidad no binaria, pero creemos que estos son pasos, aunque sea pequeños, de empezar a dar esa batalla, que se empiece a dar esa visibilización y cambiar la mentalidad de muchas personas en torno a nuestras identidades.

 

 

 

 

¿Cómo percibes el momento histórico y social en el que están trabajando? ¿Se podría hablar de que es un buen momento?

 

Creo que en sí el buen momento no iba a ser nunca, una tiene que crear ese momento. Hace un par de meses estrené mi primer cortometraje como directora llamado Adolescencia Violenta en el Festival Amor, protagonizado por une chique no binarie. Desde la prensa lo trabajamos haciendo énfasis en su identidad, y fue súper interesante porque hasta ese punto yo no había visto todavía de que se hablara de la identidad no binaria en los medios, entonces es un trabajo que había que empezar a hacer en algún momento. Quizás ahora es el mejor momento porque con la pandemia estamos más conectades que nunca y es mucho más fácil mostrar este tipo de cosas en internet y que la gente las vea. También hay muches chiques que están visibilizando su identidad no binaria como David Montoya, Jorge Chacón, Noah Blanco, Demian, entre otres. Hay mucha gente que está empezando tener cierta visibilidad, tanto en redes sociales como mediáticamente, y obviamente eso también hace que exista una mejor llegada a la gente de este tipo de discurso.

 

 

¿Cómo te sientes respecto a esa creciente visibilidad de las identidades trans y no binarias? ¿Cómo ves el futuro?

 

Yo creo que hasta que no nos vean no van a saber que somos de verdad, que somos reales. Es tan fácil llegar y decir lo típico que se lee cuando existen estos discursos transodiantes, eso de que tenemos que escoger, que hay que ser hombre o mujer, que estamos confundides, todo este tipo de cosas que vienen desde el no conocer nuestras experiencias, de no saber qué ha implicado para nosotres este devenir. Es importante que la gente vea las dificultades que tenemos encontrando nuestro lugar en el mundo: encontrando pareja, encontrando carrera, encontrando aceptación en nuestra familia, en nuestros espacio sociales… no es fácil. El hecho de que nos vean, que vean estas dificultades pero también vean nuestra humanidad, que también amamos, lloramos, de que no somos perfectes, de que a veces cometemos errores y a veces hacemos las cosas muy bien, de que todo eso es una posibilidad. En ese minuto recién van a empezar a ver de qué necesitamos tener más derechos garantizados social y legalmente. 

Ahora se viene el proceso constituyente y hay un par de cantidades no binaries y trans, como Rodrigo Mallea o Emilia Schneider. Estamos en un momento súper interesante en el que vamos a empezar a ocupar espacios, es inminente. No creo que sea fácil, vamos a tener que atravesar un montón de detracción, pero creo que eventualmente las cosas van a empezar a cambiar y esta película va a ser uno de esos hitos. Esto ya empezó hace muchos años con otras películas como Naomi Campbell, de Nicolás Videla con la Camila José Donoso, Empaná de Pino de Wincy Oyarce y otras que aún no muestran en televisión nacional. Falta que tantas películas sean vistas pero que ya existen, y nos vamos a sumar a esa tradición. Esperamos también que sea vista por mucha gente, que esto llegue a las masas, porque eso es lo que queremos hacer realmente, que la película la puedan ver les niñes, que se vean en la película y que también la vean personas que quizás hasta este punto no habrían tenido alguna razón para vernos. 

 

 

 

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